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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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consubstanciación eucarística. En esta segunda acción -la palabra misma no llega a aparecer en<br />

el sermón de Lutero-, Cristo se entrega milagrosamente en los altares cristianos a través de los<br />

elementos del pan y el vino.<br />

Con esta refutación, el sacramentarismo de Carlstadt y de los holandeses y suizos,<br />

aborrecido en todas sus formas por Lutero, entra en la historia general como el punto central de<br />

debate entre las alas divergentes que surgieron dentro de la <strong>Reforma</strong> Magisterial. De ahora en<br />

adelante nos vamos a limitar a señalar de qué modo llegaron los anabaptistas a hacer suyo el<br />

sacramentarismo. En este momento lo único que queda por mencionar es el hecho de que<br />

Carlstadt, después de un infructuoso intento de verse con Westerburg en Francfort (su cuñado<br />

había salido ya de aquí, con rumbo a Colonia), se sometió durante algún tiempo a Lutero;211 y,<br />

después de declarar su propósito de no tomar parte beligerante en la Guerra de los<br />

Campesinos212 obtuvo licencia de regresar a Sajonia. De 1525 a 1529 vivió en Wittenberg y en<br />

sus alrededores, e incluso se alojó durante un tiempo en la propia casa de Lutero.<br />

4. EL PSICOPANIQUISMO EN WITTENBERG Y ZURICH<br />

No podemos despedirnos del espiritualista y sacramentario Carlstadt sin avanzar un poco<br />

más en nuestra ya iniciada exposición (cap. I.5.c) del psicopaniquismo, doctrina en cuya<br />

evolución también figura él de manera prominente. <strong>La</strong> consideración del "sueño del alma"<br />

parecerá menos impertinente en este lugar de la historia si relacionamos el tema con otro<br />

análogo: el de la simplificación y el biblismo representados en la teología eucarística por la<br />

evolución que va de la misa votiva a la eucaristía conmemorativa. No se trata, sin embargo, de<br />

una correlación perfectamente trabada. En efecto, a pesar de que Carlstadt sentía virtualmente lo<br />

mismo que Zwinglio en materia de teología eucarística, en lo relativo al sueño del alma eran<br />

Carlstadt y Lutero, cosa sorprendente, quienes opinaban más o menos lo mismo; y vale la pena<br />

señalar, en el comienzo mismo de la presente sección, esa interesante inversión de afiliaciones<br />

doctrinales. Lutero estaba más cerca de la misa católica que Zwinglio, el cual pisaba aqttí el<br />

mismo terreno que Carlstadt; pero en cuanto a la doctrina de la inmortalidad natural del alma,<br />

Zwinglio sostenía las conclusiones del Quinto Concilio de Letrán (como las mantendría Calvino<br />

más tarde) y estaba en contra de Lutero y de Carlstadt, y también contra anabaptistas como<br />

Westerburg (anabaptista a partir de 1529), los cuales defendían el sueño del alma.<br />

Como el psicopaniquismo está estrechamente vinculado con la escatología bíblica, es<br />

claro por qué un Lutero y un Carlstadt podían coincidir en su aceptación de semejante doctrina,<br />

mientras que el humanista Zwinglio, en quien no era fuerte el sentido de la inminencia del Reino<br />

de Dios, se contentaba con la opinión tradicional.<br />

En Lutero -apenas hace falta decirlo-, la doctrina del psicopaniquismo estaba libre de<br />

toda huella de averroísmo. Animado por su instinto bíblico y por su vigorosa oposición a todo el<br />

sistema penitencial de las indulgencias, Lutero, al defender ya en 1520 sus proposiciones condenadas<br />

por la bula del papa León X, afirmaba213 que la doctrina del alma como forma<br />

sustancial del cuerpo humano no pasaba de ser una opinión papal. Y en un sermón de 1524<br />

211 Entschuldigung des fatschen Namens des Aufruhrs, documento firmado en Francfort el 24 de junio de 1525 y publicado, con<br />

un condescendiente prefacio de Lutero, en Wittenberg (IVA, XVIII, 430-445).<br />

212 <strong>La</strong> Entschuldigung es un documento honorable: Carlstadt declara no estar de acuerdo con la posición de Müntzer, pero habla<br />

de él de manera caritativa; y, por lo demás, hace ver como sus proféticas prédicas de moderación fueron rechazadas por los<br />

campesinos de la región de Rothenburg.<br />

213 En el articulo 27.

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