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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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epístola a, los Romanos, donde argumenta directamente contra el hermano Lucas.519 En la<br />

disputa de Leipzig, de 1519, después de una intervención en que Lulero aíirmó que era Cristo y<br />

no el papa la cabe/a única del cuerpo constituido por la comunión de los santos, Eck le replicó,<br />

en tono despectivo, que eso era hussi-tismo; y el 5 de julio, Lutero regresó a la sala de la disputa<br />

con la lectura fresca de las minutas del Concilio de Constanza en la parte relativa a Juan Hus<br />

(pues para eso había aprovechado el intermedio de la comida), y audazmente declaró que ese<br />

concilio había errado. En 1520 había leído ya el De ecciesia de Hus y poco después hizo que se<br />

imprimiera, ocasión en la cual hizo constar su cambio completo de opinión en cuanto a los antes<br />

aborrecidos hussitas:<br />

Sin darme cuenta de ello, he estado enseñando y sosteniendo hasta el día de hoy la<br />

doctrina de Juan Hus, y Juan Stanpit ha enseñado las mismas cosas en el mismo estado de<br />

ignorancia. En una palabra, todos somos hussitas sin saberlo, y por lo tanto Pablo y Agustín son<br />

literalmente hussitas.520<br />

Entonces llegó de Litomysl, al noroeste de Olomouc, el juvenil Juan Roh (Horn en<br />

alemán), diácono de la Unitas Fratrum, que visitó a Lutero tres veces en 1522, al principio por<br />

cuenta propia, y después como enviado autorizado del obispo Lucas. Gracias a él pudo Lutero<br />

tener una idea más clara de las agrupaciones religiosas de Bohemia, y hacer una distinción<br />

adecuada entre los utraquistas y los miembros de la Unidad, si bien, para gran decepción de Roh,<br />

con quienes sintió más afinidad fue con los primeros.<br />

A Lutero, en efecto, le desconcertaba la práctica del anabaptismo entre los miembros de<br />

la Unidad, como también el sacramentarismo de que parecían dar muestras al abolir la costumbre<br />

de arrodillarse ante los elementos eucarísticos. Su Vom Anhelen des Sakraments des heiligen<br />

Leich-nams Christi (1523)33 se ocupa de la interpretación que ellos hacen de la presencia divina<br />

en el sacramento del altar, y afirma, en conexión con el bautismo, que lo que hace válido el<br />

bautismo de los niños pequeños es la fe actual de la iglesia y no la resolución posible, del ahora<br />

niño en el momento de la confirmación.<br />

A pesar de sus notorias diferencias con los reformadores magisteriales (Lutero y<br />

Zwinglio), los utraquistas y el grueso de los componentes de la Unidad eran considerados por<br />

Lutero, en 1520, como esencialmente evangélicos, esto es, solafideístas, de manera semejante a<br />

como hacia 1530 los reformadores suizos considerarían así a los valdenses italianos (cap. xxi. 1).<br />

Tras la muerte del hermano Lucas en 1528, el Partido Mayor abandonaría incluso la práctica de<br />

rebautizar a los conversos, para evitar cualquier confusión con los anabaptistas.<br />

No íue ésta, ciertamente, la actitud de los componentes del Partido Menor, o sean los<br />

amositas. Bajo la guía del hermano Amos y, después de su muerte en 1522, bajo la de su sucesor,<br />

el hermano Juan Kalenec,. hasta mediados del siglo, estos rigoristas se mostraron siempre muy<br />

favorablemente dispuestos para con los anabaptistas comunitarios alemanes que se iban<br />

estableciendo entre ellos;; y, si hubieran sido más generalmente conocidos, ni Lutero ni Zwinglio<br />

los habrían tomado por auténticos protestantes.<br />

Los principios rectores de los amositas después del cisma habían sido las virtudes de la<br />

mortificación y la pobreza, la obediencia a las leyes dictadas por Cristo en la Montaña y a las<br />

enseñanzas de Chelcicky, y una agradecida aceptación de la pequenez como rasgo dispuesto por<br />

Dios Para el pequeño puñado de los justos. Además de ser pacifistas y de negarse a prestar el<br />

juramento cívico y a asumir cualquier cargo magisterial, los amositas eran también anti-<br />

519 Véase S. Harrison Thompson, "Luther and Bohemia",ARG, XLIV (1953), 160-181.<br />

520 Dr. Martín Luther's Briefwechsel, edición de Ernst Enders, Calw-Stuttgart, 1887, vol. II, P.345<br />

33 WA, XI, 431-456. Obra traducida al checo por Juan Roh.

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