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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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1518) escribió varias otras obras sobre el matrimonio, y alusiones a él en algunas otras, el<br />

propósito del matrimonio era gozar de amor y compañía, bienes que se dan "amalgamados uno a<br />

otro en quienes son iguales por virtud y por cariño verdadero".1138 Por eso censuró Erasmo los<br />

matrimonios dinásticos, contraídos sm amor, y por eso consideró legítimo el divorcio en el caso<br />

de parejas infelices. Según él, considerar el matrimonio como uno de los sacramentos no se<br />

basaba sino en la autoridad de la Iglesia.<br />

Para Lutero (por ejemplo, en su Vom ehelichen Leben, de 1522),1139 la familia<br />

pertenecía al orden de la creación caída, como también el estado. Para Zwinglio y Calvino, los<br />

hijos de padres cristianos pertenecían a la alianza. De ahí la ecuación entre circuncisión y<br />

pedobaptismo; pero para ellos, como para Lutero, el matrimonio mismo no era ni pactual ni sacramental.<br />

Los teólogos del Concilio de Trento, ante el desafío que entrañaba la programática<br />

desacramentalización protestante del matrimonio, sintieron la necesidad de declarar las dos<br />

formas de vida, el matrimonio y el celibato, por lo menos igualmente válidas e igualmente<br />

sacramentales. El locus classicus en que se fundamentaba el carácter sacramental del matrimonio<br />

era un pasaje de San Pablo (Efesios, 5:31-32) en que la Vulgata emplea la palabra sacrameníum<br />

para traducir el término que en el original griego expresaba la relación entre el hombre y la<br />

mujer, entre Cristo y su iglesia. Ahora bien, aunque desde los días de San Pablo el estado<br />

matrimonial fue tenido por los padres, los teólogos monásticos y los escolásticos como<br />

implícitamente inferior al celibato,1140 el pasaje de la epístola a los Efesios y muchas otras<br />

expresiones análogas del Antiguo y del Nuevo Testamento estaban siempre allí para hacer<br />

posible, después de un milenio y medio de experiencia cristiana, la restauración del aprecio<br />

hebreo original del amor conyugal, o sea la elevación, por así decir, del precepto divino de<br />

fructificar y multiplicarse a un nivel igual en importancia a ese celibato tan estimado por la<br />

tradición helenístico-ascética. En el Concilio de Trento, al redefinir el matrimonio como uno de<br />

los siete sacramentos, ya no implícitamente inferior al voto clerical y monástico de castidad, la<br />

iglesia católica insistió en que, para ser válido, tenía que hacerse en presencia de un sacerdote.<br />

<strong>La</strong> <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong> compartió con el catolicismo la resolución de perpetuar -o<br />

intensificar, incluso- el sentido cristiano del matrimonio en cuanto ordenanza de la iglesia, pero<br />

compartió también con la <strong>Reforma</strong> Magisterial dos repudios: el del carácter sacramental del<br />

matrimonio y el de la cristianización del celibato como alternativa y como forma de vida<br />

implícitamente superior. Al interpretar el matrimonio en el lenguaje de la alianza con Cristo, la<br />

<strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong> encontró una nueva base teológica para el matrimonio como ordenanza de<br />

Cristo dentro del panorama general de la iglesia. Inútil es decir que en el proceso de reubicación<br />

teológica de la más fundamental de las instituciones y relaciones humanas no faltaron excesos y<br />

aberraciones.<br />

Tanto los protestantes como los radicales repudiaron sin muchas vacilaciones los votos de<br />

celibato pronunciados dentro de la iglesia vieja, pero los protestantes jamás hubieran tolerado<br />

teológicamente la anulación de ningún matrimonio contraído en esa iglesia vieja.1141 Los<br />

anabaptistas, en cambio, fueron no sólo rebautizantes y reordenacionistas, sino también, en<br />

1138 Erasmo, Opera omnia, ed. de Leiden, 1703-1706, vol. V, col. 620E. Véase Émile V. Telle, Érasme de Rotterdam et le<br />

sepíleme sacrement, Ginebra, 1954, y Payne, op. cu., cap. vil.<br />

1139 Véase C. Olavi <strong>La</strong>hteenmaki, Sexus und Ehe bei Luther, Turku, 1955.<br />

1140 El ejemplo más conocido es el de San Jerónimo, según el cual el matrimonio era útil sobre todo para producir más vírgenes:<br />

Epístolas XXII (a Eustochium) y CXXX (a Demetrias).<br />

1141 Los divorcios y matrimonios de quien fue el Defensor de la Fe y el <strong>Reforma</strong>dor Magisterial por excelencia no pueden tener<br />

cabida en esta generalización.

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