12.02.2018 Views

WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de muerte. Los ministros de Berna contestaron con un largo documento escrito en alemán,<br />

definiendo bajo doce encabezados los errores del hereje.1480 <strong>La</strong> condena de la doctrina de<br />

Servet fue unánime entre los protestantes magisteriales, lo cual convertía el castigo casi en una<br />

acción de la Confederación, pues no hace falta decir que los cantones católicos hubieran estado<br />

de acuerdo no sólo con Lyon, sino también con Ginebra. <strong>La</strong>s respuestas uniformes de los<br />

cantones protestantes hicieron prácticamente imposible que Ginebra decidiera otra cosa que la<br />

pena capital, aun en caso de que no hubiera sido tal su deseo. El fiscal Claudio Rigot (que<br />

pertenecía, por cierto, al partido de los libertinos) acusó a Servet de trastornar el orden social, de<br />

llevar una vida disoluta y de tener afinidad con los judíos y los turcos.<br />

Muchas personas particulares se mostraron afligidas ante las medidas que estaban a punto<br />

de tomarse contra Servet, por lo mucho que se parecían a la conducta de la Inquisición. Así,<br />

contra el fondo general de las comunicaciones oficiales llegadas a Ginebra se destaca muy<br />

positivamente la carta del espiritualizante David Joris (cap. xix. 1), que llevaba a la sazón una<br />

cómoda vida en Basilea, pero que tuvo el valor de decirles a los magistrados y teólogos de<br />

Ginebra, en una carta anónima, escrita en cuanto "miembro del cuerpo de Cristo", lo que pensaba<br />

de su manera de proceder. Les preguntaba, con mucha intención, si la profecía de Jesús: "Os<br />

echarán de las sinagogas... [y] cualquiera que os matare pensará que hace servicio a Dios" (Juan,<br />

16:2) se aplicaba "a quienes infligen las penas o a quienes las sufren". No se sabe si ese<br />

elocuente llamado1481 a los magistrados ginebrinos en que Joris les pide "no cometer el pecado<br />

contra el Espíritu Santo" y "no ponerse al lado de los escribas y fariseos y de Pilato contra el<br />

ungido de Dios" llegó a manos de las autoridades.<br />

Después de muchas discusiones y muchos vituperios mutuos, el tribunal encontró a<br />

Servet, el 26 de octubre de 1553, culpable de anti-trinitarismo y de anabaptismo, y, de acuerdo<br />

con lo estatuido en el Código de Justiniano, lo condenó a morir en la hoguera. Los demás puntos<br />

debatidos durante el proceso -el panteísmo, el psicopaniquismo, la doctrina de la carne celestial<br />

de Cristo, los errores d e Servet acerca de la Tierra Santa (de la que decía que era en parte un<br />

desierto inútil) y sus supuestos delitos morales- no se mencionan en la sentencia. Tampoco se<br />

dice nada de la conspiración política. Servet fue condenado como anabaptista y neo-samosatense.<br />

Calvino interpuso una petición para que la hoguera se cambiara por otro método menos cruel,<br />

pero la sentencia no fue alterada. Farel, encargado de conducir a Servet al lugar de la ejecución<br />

(en Champel, extramuros de Ginebra), lo instaba a abjurar, pero Servet rechazó todas las<br />

invitaciones a repudiar su teología y a salvar así su vida. Sus últimas palabras, en la hoguera,<br />

fueron: "¡Oh Jesús, Hijo del Dios eterno, ten piedad de mí!" Hasta el último instante se mantuvo<br />

firme en su fe, negándose a atribuir la eternidad a la persona de Jesucristo, el Hijo.<br />

***<br />

XXIV. LOS EVANGÉLICOS ITALIANOS<br />

RADICALES EN EL DESTIERRO DE SUIZA<br />

CAMILO RENATO, el Renacido, al igual que muchos de sus compatriotas en la tierra<br />

del Renacimiento, había suspirado, según se recordará (cap. xxii. 1), por el regreso de la Edad de<br />

1480 Ibid., cois. 811 ss.<br />

1481 Traducido por Roland H. Bainton, Concerning Heretics, Nueva York, 1935 (Records of Civilization, Smirces and Stiídies,<br />

XXII), pp. 305-309.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!