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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Al igual que en la Guerra de los Campesinos, en el levantamiento münsterita neerlandés<br />

hubo una combinación de factores evangélicos y sociales. Pero el movimiento septentrional<br />

ostenta el rasgo distintivo de haber sido constitucional v escatológicamente anabaptista o, con<br />

más precisión, hofmannita. El bautismo, aquí, dejó de ser simplemente el sello que comprobaba<br />

la pertenencia a un conventículo religioso para convertirse en un certificado de lealtad al reino<br />

provisional de un apóstol-profeta-rey decidido a emular las hazañas de los Macabeos, de manera<br />

que su significado no fue ya meramente eclesiástico, sino dvico también. En el levantamiento<br />

münsterita, la iglesia conventicular quedó convertida de hecho en una comunidad militante, y, en<br />

contraste con el anabaptismo meridional y oriental, el anabaptismo münsterita se sirvió<br />

programáticamente, como modelo y como sanción, del Viejo Testamento. En efecto, en su<br />

concepción de la restauración, estos anabaptistas se propusieron imitar, no la iglesia primitiva de<br />

Jerusalén, nacida bajo el Imperio Romano, sino la Alianza de los hijos de Israel en los días del<br />

éxodo de Egipto. Su visión del segundo advenimiento de Cristo, tomada del vidente del<br />

Apocalipsis y agudizada por las profecías del encarcelado Melchor Hofmann, abarcaba un reino<br />

de justicia que se mostró ferozmente intolerante con todos cuantos se negaron a responder a los<br />

rigores y a las delicias del Walhalia anabaptista, realizado en la sede de un príncipe-obispo.<br />

Esta alusión a la mitología nórdica quiere ser alusión también al mundo del teatro<br />

dramático y de la ópera. Es imposible asomarse a esa extraordinaria serie de actos aparatosos y<br />

extravagantes que tuvo lugar en la plaza de la catedral de Münster, primero bajo el profeta Juan<br />

Mathijs y luego bajo su sucesor, el rey Juan Beukels de Leiden (y su harem),832 sin reconocer<br />

hasta qué punto casi increíble la acción toda de los münsteritas fue un drama ejemplar de carácter<br />

tragicómico, traído al escenario público desde las cámaras de retórica.833 Varios de los<br />

principales actores de la tragicomedia habían sido, de hecho, miembros de esas cámaras en las<br />

distintas ciudades neerlandesas de donde procedían. <strong>La</strong> obra que representaron fue un drama<br />

didáctico cada vez más macabro sobre la lucha del bien y del mal, puesto en escena con el<br />

vestuario y los accesorios saqueados de las mansiones de los ricos y de las arcas del príncipeobispo,<br />

con un argumento tomado eclécticamente del Viejo y el Nuevo Testamento y de las vidas<br />

de reyes y emperadores, y con personajes interpretados por una extraordinaria compañía de<br />

figurantes, todos los cuales, casi hasta el final, estuvieron convencidos de representar papeles<br />

predestinados y cuasi-cósmicos, obedeciendo al director del gran teatro del mundo.<br />

<strong>La</strong> tragedia de Münster gira no sólo en torno a las aspiraciones y perversiones de los dos<br />

Juanes neerlandeses, sino también en torno a las aspiraciones y extravagancias de dos Bernardos,<br />

nativos de la propia ciudad de Münster y coaligados el uno con el otro: Bernardo Rothmann,<br />

sacerdote luterano de la localidad, y Bernardo Knipperdolling, comerciante en paños, portavoz<br />

en los dos ayuntamientos de los diecisiete poderosos gremios. Por otra parte, nos será imposible<br />

entender la sublevación münsterita-neerlandesa si no reconocemos en ella la confluencia de dos<br />

movimientos muy distintos en su origen, que son: 1) la reforma local de la ciudad, complicada,<br />

como en otras ciudades, por los esquemas normales del conflicto de clase entre patricios y<br />

artesanos y entre los burgueses, en cuanto clase, y el clero catedralicio y monástico local,834 y<br />

2) el movimiento hofmannita de los Países Bajos, que de manera repentina se volvió a Münster<br />

832 1 C. A. von Cornelius, Benclite des Augenzeugen über das múnstensche Wiedertauferreich, Münster, 1853<br />

(Geschtchtsquellen des Bisthum Münster, II), p. 60.<br />

833 Verduin, "The Chambers of Rhetoric", loc. Cit.<br />

834 Durante la Guerra de los Campesinos, un grupo como de cuarenta ciudadanos había presentado ante el ayuntamiento un<br />

escrito, dividido en treinta y seis artículos, la mayor parte de los cuales se referían a los abusos económicos del clero exento de<br />

impuestos.

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