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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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En febrero, marzo y abril de 1525 predicó Ziegler en diversas comunidades, instando a<br />

los campesinos a leer el Nuevo Testamento y haciéndoles notar que Jesús fue amigo y<br />

compañero de los pobres y de los humildes. Estas reuniones fueron dispersadas varias veces con<br />

la fuerza de las armas y, por otra parte, los campesinos (sin excluir a los compañeros del propio<br />

Ziegler en el gremio de hortelanos de Estrasburgo) acabaron por echar mano de las armas en la<br />

fase aisaciana de la gran Guerra de los Campesinos. Entonces Ziegler decidió retirarse. Todavía<br />

en abril predicó a los campesinos en un cementerio, en las cercanías de Schiett-stadt (Sélestat).<br />

Es el último sermón suyo de que se tiene noticia.580 Pero su nombre y su ideal siguió viviendo<br />

hasta la terminación de la guerra en el sector aisaciano, como lo muestra el grito de guerra de los<br />

campesinos. "¡Por el evangelio, por Cristo y por Clemente Ziegler!" 581<br />

Un tercer agitador aisaciano famoso fue el turbulento y estrafalario tejedor Juan Wolff, de<br />

la vecina población de Benfeid, el cual andaba profetizando que el milenio vendría exactamente<br />

al dar las doce de la noche del Jueves de Ascensión del año 1533. Hizo suyas las convicciones<br />

proféticamente sociales de Ziegler y de Karsthans, pero marcándolas con un acento algo<br />

diferente. Zahería a los teólogos magisteriales que, al mismo tiempo que hacían que el populacho<br />

se lanzara enconada y destructivamente contra meras exterrfalidades, como eran la abolición de<br />

la misa, la eliminación de las imágenes y la secularización de los monasterios, ellos, por su parte,<br />

vivían todo el tiempo a costa del pueblo, eran ricos y poderosos, comían bien, calzaban zapatos<br />

finos e insistían en ser llamados "doctor" y "maestro", sin hacer nada por limpiar sus ciudades y<br />

sus cantones de maldades tan atroces como el adulterio, la prostitución, la usura, los diezmos y<br />

las injustas rentas territoriales. El 17 de junio de 1526, en la catedral de Estrasburgo, Wolfí<br />

levantó la voz contra el predicador Mateo Zell, lo acusó de estar diciendo una mentira espiritual<br />

y le pidió que bajara del pulpito y cediera su lugar, a fin de que se pudiera oír verdaderamente lo<br />

que el Espíritu Santo tenía que decir sobre el texto que se comentaba en el sermón.582 Al igual<br />

que Ziegler y Karsthans, fue Wolff un vigoroso antipedobaptista: censuró a los teólogos<br />

magisteriales que perpetuaban la costumbre de bautizar a los infantes y, contrariando la palabra<br />

de Dios, imponían sobre niños recién nacidos una obligación que éstos no eran capaces de<br />

cumplir.<br />

Los tres antipedobaptistas cubrieron, con su denuncia, todo el horizonte de la <strong>Reforma</strong>.<br />

De hecho, en la propia ciudad de Estrasburgo, varios de los principales pastores de las iglesias<br />

parroquiales daban señales de intranquilidad teológica en cuanto al bautismo de los infantes,<br />

particularmente Capitón y Mateo Zell (secundado este último por su fiel esposa Catalina).<br />

Hombre tolerante y hospitalario, Mateo Zell declaró en una ocasión: "Aquel que acepta a<br />

Cristo como su Señor y su Salvador tendrá un lugar en mi mesa, y yo tendré un lugar con él en el<br />

cielo." Varias veces dijo en e! pulpito que no estaba de acuerdo con las proposiciones que poco a<br />

poco iban haciendo Bucer y otros para tener a raya el anabaptismo, puesto que él coincidía con<br />

los anabaptistas y espiritualistas en sostener que los gobernantes no podían imponer<br />

violentamente su voluntad en las tosas pertinentes a la fe.<br />

Zell había encontrado un fiel apoyo para sus benévolos ideales en la "lujer que tomó por<br />

esposa. Catalina Zell hizo de su casa un puerto de refugio para todos los perseguidos en nombre<br />

de la ortodoxia, sin preocuparse de ninguna manera por los detalles particulares en que diferían<br />

de lo que se enseñaba en las parroquias reformadas de la ciudad. Todos -valdenses,<br />

580 Ibid., núm. 32 (2 de abril).<br />

581 Documentado, en su contexto, por Peter, loc. cit., pp. 270-274 (sección intitulada <strong>La</strong>gitation dans la Guerre des Paysans).<br />

582 Krebs y Rott. Elsass, I (QGT, VII), núms. 47, 53 y 85.

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