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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Es preciso recordar que la nota universalista resonó de manera especialmente clara en el<br />

pensamiento de Melchor Hofmann después de que rompió con Lutero y rechazó su concepción<br />

de la servidumbre del albedrío del hombre caído. Hofmann sostenía decididamente que Cristo, el<br />

Segundo Adán, restauró en los hombres de todas las naciones la libertad del albedrío perdida por<br />

el primer Adán. Basando su pensamiento en un versículo del evangelio de San Juan, 8:36, "Así<br />

que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres", escribía:<br />

El noble y sublime testimonio de Dios es éste: que Dios no hace acepción de personas...,<br />

[sino que a todo ser humano] le ha traído la verdadera iluminación y el verdadero conocimiento,<br />

y ha vuelto a poner el albedrío en las manos de cada uno, de manera que a partir de ese momento<br />

[el advenimiento de Cristo, Segundo Adán] ha sucedido que el hombre se ha convertido en un<br />

ser verdaderamente libre..., que desde entonces en adelante ha quedado dueño de la capacidad de<br />

hacer su propia elección o su propia decisión, y así puede ahora gustar del bien o del mal, puede<br />

elegir la vida o la muerte, puede caminar por la ruta de Dios o permanecer sujeto a la voluntad de<br />

Satanás.1945<br />

Los anabaptistas, como Hofmarin con su llamado a la universalidad de la acción<br />

redentora de Cristo, como los espiritualistas y los racionalistas evangélicos con su insistencia en<br />

el alcance universal de la Palabra interior y del Espíritu que sopla donde quiere, tenían de la<br />

benignidad de Dios una visión absolutamente universal. Schiemer, según se ha visto (cap. vil. 5),<br />

afirmaba que Lutero estaba equivocado al aplicar el ya citado texto del evangelio de San Juan,<br />

1:9, exclusivamente a aquellos que conocían el evangelio el Verbo encarnado y respondían a él:<br />

pues Cristo, la Palabra eterna -decía Schiemer-, ilumina a todos los hombres en todas partes, sin<br />

que importe si reconocen o no personalmente a Cristo. Menno Simons y Dietrich Philips llegaron<br />

a expresar también la teoría de que la obra de Cristo se extendía a los hijos pequeños de los<br />

judíos y de los turcos, si bien para esto no había ningún texto bíblico explícito.<br />

c) <strong>La</strong> doctrina del descenso redentor de Cristo al infierno.<br />

Ya hemos aludido en varios lugares a otra expresión de los impulsos ecuménicos o<br />

"católicos" de la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong>, en el tiempo no menos que en el espacio: la doctrina del<br />

descenso redentor de Cristo a los infiernos. Un rasgo común a todos los reformadores radicales<br />

fue el gran interés que pusieron en salvaguardar el sentido literal de este descensus ad inferas<br />

para redimir a los santos padres que vivieron durante la Vieja Alianza y, por implicación, en<br />

algunos casos por lo menos, también a los paganos que vivieron virtuosamente.<br />

Marsilio Ficino, basado en la opinión de Santo Tomás de Aquino, según el cual se<br />

requería cuando menos una fe (cristiana) implícita por parte de los judíos pre-cristianos y de los<br />

gentiles, lanzó la conjetura de que los profetas como Isaías, que se hallaban también en alguna<br />

zona de los infiernos en espera del Mesías anunciado, instruyeron allí a los paganos virtuosos<br />

con sus profecías.1946<br />

1945 BRN, V, 188 y 194; pasaje citado y comentado por Beachy, op. cit., p. 125. habían atribuido en otro tiempo a la pareja<br />

sacramental penitencia-eucaristía. Véase también el libro de Irvin Horst, Erasmus, the Anabaptists and the Problem of Religious<br />

Unity, Haarlem, 1967.<br />

1946 Así Pitágoras, Sócrates, Platón y otros, que se hallaban en una zona especial del reino de los muertos (el limbo) a causa de<br />

sus virtudes, estaban preparados, junto con los profetas y otros personajes del Viejo Testamento, a recibir la gracia de Cristo en<br />

su descensus ad inferas. Véase Hans Barón, "Der Humanismos und die thomistische Lehre von den Gentiles salvati", ARG,<br />

XLV1I (1952), 259-260, que cita dos pasajes de Ficino, Opera. Basilea, 1561, vol. I, pp. 459 y sobre todo 806.

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