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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Ya hemos hablado (cap. ix. 1) de cómo Osvaldo Glait, incluso antes de la formación del<br />

movimiento hutterita propiamente dicho, se esforzó en 1526 por amalgamar a los anabaptistas<br />

con la Unitas Fratrum. También hemos hablado (cap. xvin.l) de la solicitud que hizo Pilgram<br />

Marpeck, y de cómo fue rechazada. Dejando para el siguiente capítulo la historia completa de los<br />

intercambios entre los hutteritas y los hermanos polacos, nos concentraremos aquí en el caso de<br />

ciertos evangélicos italianos y griegos.<br />

Los contactos que hubo del lado de Venecia a raíz de la defección de Manelfi en 1551<br />

han quedado ya registrados; ahora nos interesa señalar la manera como fueron recibidos en<br />

Moravia ciertos visitantes procedentes de Venecia y de Tesalónica. Dice uno de los testimonios<br />

hutteritas:<br />

Había en Italia, en las cercanías de Venecia, un grupo de hombres deseosos de servir a<br />

Dios. Tenían como maestro a un tal Francisco della Sega, que predicaba contra la idolatría y<br />

contra las costumbres irreligiosas. Por esa razón eran perseguidos; y, no sabiendo adonde<br />

encaminarse, algunos decidieron finalmente cruzar el mar y trasladarse a Tesalónica. Allí se<br />

establecieron, bajo el gobierno de un bajá turco. Pero Francisco se quedó en Italia. Un día oyó<br />

hablar de esta iglesia nuestra de Moravia, donde los hermanos vivimos juntos y observamos la<br />

comunidad cristiana de bienes, y entonces, en compañía de algunos otros hermanos italianos, se<br />

puso en camino y se presentó ante nosotros. Anduvo observando y preguntando... y encontró que<br />

la gente de estas regiones está pisando el auténtico terreno apostólico. Después de esto regresó a<br />

Italia para contarles a sus hermanos lo que había visto. Cuando ellos supieron la noticia, vinieron<br />

con él a nuestra iglesia. También escribió desde Italia a Tesalónica, haciéndoles saber a los del<br />

otro grupo que había encontrado la verdadera iglesia... y diciéndoles que vinieran con toda<br />

confianza y vieran las cosas por sí mismos. Y, en efecto, varios hermanos de Tesalónica tomaron<br />

la decisión de venir a nosotros y hacerse hermanos nuestros.1627<br />

De Francisco della Sega y de Julio Gherlandi, perseguidos a raíz de la defección de<br />

Manelfi en 1551, ya hemos hablado antes (cap. xxn.2), y sólo nos falta mencionar al tercer<br />

refugiado, Antonio Rizzetto, que se embarcó a Tesalónica en compañía de varios otros<br />

anabaptistas anti-trini-tarios. Estando allá, recibió una carta en que Francisco deíla Sega le daba<br />

noticias de los hutteritas, y entonces regresó a Venecia para emprender desde aquí la ruta del<br />

norte. Aceptado como miembro de la comunidad por los hutteritas, Rizzetto acompañó a Della<br />

Sega en el malhadado viaje a Venecia, donde esperaba tomar las disposiciones necesarias para<br />

que su mujer y su hijastra regresaran de Tesalónica y pudieran más tarde ir a reunirse con él en la<br />

iglesia de Moravia. Ya hemos visto cómo fue aprehendido y ejecutado.1628<br />

Es posible que Rizzetto o algún otro de los refugiados venecianos de Tesalónica haya<br />

estado en contacto con ciertos disidentes religiosos griegos y les haya hablado de los hutteritas.<br />

También es posible que estos evangélicos griegos hayan emprendido el camino de Moravia en<br />

respuesta tardía a las visitas, muy anteriores, del hermano Lucas, misionero de la Unitas Fratrum<br />

(cap. ix. 1). Sea como fuere, hacia la misma época en que huyó a Grecia el mencionado grupo de<br />

1627 Carta fechada en 1601, copiada en un manuscrito hutterita de 1615. Véase Beck, Geschichts-Bücher, pp. 211-212, y Roben<br />

Friedmann, "Christian Sectarians in Thessalonica and Their Relationship to Anabaptists", MQR, XXIX (1955), p. 55.<br />

1628 Henry A. De Wind, "Anabaptists in Thessalonica?", MQR, XXIX (1955), 70-73, después de analizar el testimonio de todos<br />

los manuscritos, llega a la conclusión de que las convicciones anti-trinitarias de Rizzetto nunca fueron muy fuertes, y conjetura<br />

que puede haberse disociado del conventículo tesalonicense de anti-trinitarios (y, de manera un tanto casual, también de su<br />

segunda esposa) por haber regresado a la ortodoxia trinitaria y por haber encontrado mayor satisfacción en el tipo germánico de<br />

anabaptismo.

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