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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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margrave como de los concejales de la ciudad.135 Carente de convicciones religiosas o sociales<br />

profundas, se había puesto a la cabeza de los ciudadanos inquietos y, rápidamente, daba los pasos<br />

necesarios para conseguir su apoyo a la sublevación de los campesinos. Lo que buscaba era su<br />

propia ventaja.<br />

Gracias a sus esfuerzos se organizó una especie de comité de seguridad, o de urgencia,<br />

que muy a pesar suyo estuvo penetrado de convicciones evangélicas, y sobre el cual ejerció<br />

alguna influencia la predicación sacramentaría de Carlstadt. <strong>La</strong>s acciones más provocativas de<br />

Esteban Menzinger eran inmediatamente mitigadas o reprimidas por el antiguo burgomaestre<br />

Ehrenfried Kump£ Este Kumpf, hombre a quien respetaban plebeyos y patricios por igual, pudo<br />

parlamentar con las masas de sus conciudadanos, a quienes pidió moderación, y con los patricios<br />

del ayuntamiento, a quienes pidió importantes concesiones para los campesinos de las aldeas<br />

dependientes, antes de que fuera demasiado tarde. En cierta ocasión, Kumpf se presentó<br />

acompañado del predicador Carlstadt, a quien antes el ayuntamiento había expulsado de la<br />

ciudad por edicto, y a quien traía ahora como un árbitro idóneo en la contienda civil imperante.<br />

Carlstadt mismo se abstuvo de tomar parte en el tumulto social, y decidió limitarse a predicar la<br />

justicia social y a aconsejar la moderación evangélica. De hecho, el comité no lo eligió como<br />

representante para parlamentar con los campesinos que vivían fuera de las murallas. En los días<br />

anteriores a la fiesta de Pascua, los habitantes de la ciudad lanzaron una vigorosa ofensiva contra<br />

los viejos creyentes que aún quedaban y contra sus ministros. El Sábado Santo, 15 de abril, un<br />

monje ciego, que se hallaba completamente bajo la influencia de Carlstadt, se levantó para declarar<br />

que el sacramento del altar no era sino una superstición y una herejía. El 17 de abril,<br />

Carlstadt mismo subió al púlpito de la iglesia parroquial y predicó contra las dos doctrinas acerca<br />

del sacramento, la católica y la luterana, con lo cual, sin quererlo, dio lugar a que se repitiera en<br />

Rothenburg el mismo tipo dé iconoclasta que había estallado en Wittenberg durante la ausencia<br />

de Lutero. Para entonces, la sublevación campesina del territorio de Rothenburg se había fundido<br />

plenamente con la sublevación general de Franconia, y la situación era tan desesperada, que el<br />

ayuntamiento parecía a punto de aceptar el auxilio del odiado margrave. De esa manera le fue<br />

posible a Esteban de Menzingen explicarles a los artesanos y a los campesinos locales que las<br />

libertades de los habitantes de Rothenburg iban a quedar restringidas, y los instó a acceder a las<br />

exigencias cada vez mayores de los enfurecidos campesinos de Frariconia y, concretamente, a<br />

unirse al "pacto fraternal", que hacia esos momentos tenía un objetivo militar bien definido, a<br />

saber, la fortaleza del obispo de Würzburg. Los habitantes de la pequeña ciudad no podían<br />

menos de darse cuenta de los riesgos que implicaba ser aliados de las hordas campesinas, pues<br />

no serían sus miembros más evangélicos los que harían las incursiones más a fondo en las<br />

bodegas de la localidad. Con todo, el 10 de mayo de 1525 los habitantes de Rothenburg siguieron<br />

el ejemplo de los de Heilbronn, Wimpfen y Dinkelsbühl, y juraron lealtad al pacto de los<br />

campesinos extendiendo solemnemente las manos.<br />

Fue la enérgica y vigorosa personalidad de Florián Geyer el factor determinante en la<br />

decisión final que tomaron los vecinos de apoyar la alianza. El viejo burgomaestre Kumpf<br />

consintió en la alianza militar con esperanzas de que el movimiento campesino se convirtiera en<br />

un medio de difundir el evangelio por todo el Imperio. Carlstadt, que sin duda había escuchado el<br />

discurso pronunciado por Florián Geyer en la iglesia de Santiago, sintió que ahora era su deber<br />

salir con los exaltados ciudadanos de Rothenburg y unirse a los campesinos en calidad de<br />

capellán, con el fin de que no se extralimitara un movimiento que estaba pidiendo justicia social.<br />

135 Se había negado a pagar impuestos por el castillo que ocupaba en territorio de Kothenburg.

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