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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Trinidad, no tardarían en encontrarse rebajando al Hijo al nivel de los simples profetas (aunque<br />

ciertamente el más grande de todos), borrando así una vez más, con ese teísmo ético<br />

generalizado, la diferencia entre la Vieja Alianza y la Nueva.<br />

Naturalmente, este desplazamiento alteraba a su vez la doctrina de la redención. Bajo la<br />

influencia de Juan de Valdés, hacía ya tiempo que muchos evangélicos italianos habían venido a<br />

ver en la crucifixión de Cristo, no un sacrificio para apaciguar o indemnizar a un Gobernante<br />

exigente, ni tampoco una transacción penal cósmica llevada a cabo por Dios mismo para<br />

asegurarle al hombre pecador una justificación simbólica, sino la demostración (o revelación) del<br />

amor perdonante y regenerante de Dios Padre y de Dios Hijo, expresado por Cristo para bien de<br />

¡a humanidad caída y perdida. Así, comenzando dentro del marco del predestinarismo y avanzando<br />

desde allí hasta hacer de Cristo el subordinado de Dios (Padre), ios radicales italianos, en<br />

su anti-trinitarismo, se acercaban a la visión a qué por su lado habían llegado los radicales del<br />

norte. Los anabaptistas sostenedores del libre albedrío, como Denck, con el bautismo de los<br />

creyentes y la alianza de la buena conciencia con Dios, y los espiritualistas, como Schwenckfeld<br />

o Franck, con la penetración contemplativa del yo hasta el punto en que el espíritu interior se<br />

siente identificado con la Palabra de Dios, habían experimentado igualmente el mismo amor<br />

perdonador de Dios por el hombre que Valdés había encontrado en su interpretación de la venida<br />

de Cristo.<br />

En el curso de los capítulos siguientes se va a ver cómo dentro del anabaptismo, del<br />

espiritualismo y particularmente del racionalismo evangélico se fue creando, en forma más o<br />

menos visible, una fuerte presión para rearticular el concepto de salvación y más concretamente<br />

el de redención, de tal manera que acabó por llegarse a una ruptura respecto de la teoría de San<br />

Anselmo e incluso de la teoría patrística. El De Jesu Christo seruatore de Fausto Socino (cap.<br />

xxix.7), escrito en 1578, o sea al finalizar el período que aquí consideramos, puede verse, en<br />

verdad, como la formulación concreta de algo que muchos de los representantes de la <strong>Reforma</strong><br />

<strong>Radical</strong> habían estado buscando a tientas a lo largo de medio siglo.<br />

En resumen, la adhesión a la doctrina de la predestinación cumplió para los radicales<br />

italianos casi exactamente las mismas funciones que la doctrina de la Palabra interior o del Cristo<br />

interior cumplió para los espiritualistas alemanes, y las mismas que la doctrina de la supresión de<br />

la culpa original por la muerte de Cristo en el Calvario cumplió para los anabaptistas alemanes.<br />

En otras palabras, los tres grupos se hallaban más o menos liberados de la necesidad de ocuparse<br />

de la justificación, la santificación y en consecuencia la salvación personal al referirse a un<br />

acontecimiento histórico, la expiación o sacrificio propiciatorio de justicia realizada. Los<br />

reformadores protestantes clásicos, al rechazar la idea de una cadena adinfinitum de sacrificios<br />

litúrgicos o actos imitativos de la expiación de la cruz en el altar eucarístico, y al polemizar<br />

contra el elaborado sistema de justificación por las obras relacionado con la misa, habían estado<br />

tratando de expresar algo que los radicales tomaban ya por supuesto en su completa ruptura con<br />

el pasado católico, los italianos con su confianza en la elección, y los alemanes con su afirmación<br />

del sufrimiento imitativo simbolizado en el bautismo de los creyentes. Toda su estructura<br />

teológica se levantaba, de hecho, sobre estos cimientos, ocultos para ellos mismos al igual que<br />

para otros. A consecuencia de ello, cuando los radicales -anabaptistas, espiritualistas o<br />

racionalistas-llegaron al momento de formular una doctrina (nueva) de la redención, como la<br />

expiación/óreme de justicia realizada o sacrificio vicario era algo tan remoto no sólo<br />

históricamente, sino también psicológicamente, lo que hicieron fue hablar de una redención<br />

"experiencia!", o sea que formularon, en realidad, una doctrina de divinización progresiva, y este

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