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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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deifica con una deidad nueva, liberándonos de la deidad serpentina, que es la sabiduría del<br />

mundo.765<br />

Aquellos que desde Moisés hasta Cristo habían vivido al menos por la fe se sentían<br />

aliviados, en el infierno, por la seguridad de la resurrección prometida. Por eso Cristo descendió<br />

al infierno y estuvo allí tres días. Este descensus figuró también como rasgo muy prominente en<br />

otros sistemas bautismales (cap. xxxn.2), lo cual explica la importancia que en los círculos<br />

radicales se dio al Evangelio de Nicodemo (cap. xxxii.l).<br />

Además, en virtud de la institución del bautismo de los creyentes, que hace renacer al<br />

cristiano y que lo convierte, por la gracia, en hijo adoptivo de Dios, aquella segunda muerte, que<br />

es la muerte del espíritu, ha quedado superada. Pero tanto los santos que fueron aliviados en el<br />

infierno como quienes ahora han sido adecuadamente rebautizados necesitan esperar el triunfo<br />

final sobre la primera muerte, cuando, el día de la resurrección de la carne, el infierno entregue<br />

los muertos "grandes y chicos", esto es, no sólo los justos y los malvados, sino, entre los justos,<br />

aquellos que no han sido bautizados: los santos del Viejo Testamento y los niños que murieron<br />

bajo la Nueva Alianza. A los niños pequeños los salvará Cristo directamente: "Quienes<br />

perecieron únicamente por la acción de Adán, serán socorridos únicamente por la acción de<br />

Cristo, sin pedobaptismo."766<br />

En este punto conviene mencionar las razones que tiene Servet para oponerse al bautismo<br />

de los infantes, pues no hemos hecho más que sugerir algunas de ellas.<br />

Sostiene Servet que los niños, a pesar de haber quedado englobados en el pecado de Adán<br />

y de estar, por consiguiente, bajo la condena de la primera muerte, no han quedado contagiados<br />

todavía del conocimiento serpentino y no están desesperadamente necesitados del bautismo<br />

redentor de Cristo, que, por lo demás, no podrá hacerles bien hasta que la serpiente se haya<br />

desanillado por completo dentro de ellos: "Quien no tiene todavía la deidad del conocimiento de<br />

la serpiente no es capaz de la nueva deidad de Cristo".767 Servet enumera veintidnco razones<br />

para no aceptar el pedobaptismo, y concluye:<br />

El bautismo significa que se ha escuchado la palabra del evangelio, en la unidad de la fe,<br />

y que entonces se es lavado con el agua de la pila y colocado en la unidad y compañía de la<br />

inmaculada Iglesia celestial [Efesios, 4:4 ss., 5:26-27]. En el bautismo de los infantes no hay una<br />

iglesia espiritual congregada, sino un caos babilónico.<br />

Casi podemos oír los gritos, tan familiares, de los bebés bautizados en las Iglesias...)<br />

Una de las partes menos desarrolladas de la teología bautismal de Servet es la relación<br />

del bautismo con la iglesia. En la duodécima de sus proposiciones antipedobaptistas cita la<br />

primera epístola de San Pedro, 3:21, que para Denck, sobre la base de la traducción de Lutero,<br />

había sido un texto determinante en la concepción del Bundesgenosse bautizado. Servet da la<br />

palabra griega después de la alemana Bund y de la latina stipulatio, y no muestra la menor<br />

conciencia del significado constitutivo, eclesiológico, que ha tenido para la mayor parte de los<br />

765 Restitutio..p. 367 (II, p. 85).<br />

766 Ibid., p. 368 (II, p. 86).<br />

767 Ibid., p. 368 (II, p. 86).

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