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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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y Raków en 1579, necesitamos echar una mirada retrospectiva a la historia religiosa de la España<br />

de Servet, Valdés y Carlos.<br />

De manera más concreta, para entender la devota crueldad con que la heterodoxia sectaria<br />

de la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong> había de ser suprimida en los territorios católicos lo mismo que en los<br />

protestantes, nos es preciso examinar el naciente modelo de la Inquisición española, que no debe<br />

haber estado lejos de la mente de Carlos cuando, en su calidad de emperador, restauró en la Dieta<br />

de Espira (1529) un estatuto del Código de Justiniano que condenaba a muerte a los<br />

rebautizantes, o sea a los anabaptistas (cap. x.l).<br />

1.MARRANOS Y ALUMBRADOS: LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA<br />

Fernando II de Aragón (idealizado en il Principe de Nicolás Maquiavelo en 1513) había<br />

conseguido unos años antes de la explosión de la <strong>Reforma</strong>, gracias a su matrimonio con la reina<br />

Isabel, la unión de Aragón y de León-Castilla; s había expulsado a los moros y a los judíos,<br />

absorbiendo el reino de Granada en 1492; se había anexado asimismo el reino de Navarra (que<br />

durante dos siglos había estado bajo el dominio de Francia); había establecido una envidiable<br />

autoridad sobre el episcopado (ahora nacional) y sobre las órdenes monásticas, y, gracias a la<br />

Inquisición, controlaba incluso la vida interior de sus súbditos. Su dominio sin paralelo sobre la<br />

iglesia territorial-nacional suministró el modelo de supervisión e inquisición magisteriales que<br />

habrían de seguir otros príncipes menos poderosos, incluso los protestantes que estaban por<br />

venir, y llegó a constituir una amenaza para el papado mismo, que originalmente lo había<br />

sancionado. <strong>La</strong> práctica del absolutismo real en la Iglesia, que podía admitirse en las zonas<br />

fronterizas de la cristiandad, iba a estar cargada de riesgos cuando la península, políticamente<br />

unificada-con excepción del reino de Portugal, todavía independiente-, surgiera poco después<br />

como la primera potencia de la cristiandad. En efecto, al morir Fernando en 1516, el modelo de<br />

su monarquía absoluta fue heredado por su nieto, Carlos 1 de España. Bajo él, como emperador<br />

Carlos V, Roma sería saqueada por las tropas imperiales en 1527; y un cuarto de siglo después se<br />

renovaría la Inquisición en la propia Italia bajo la autoridad papal pero en el espíritu de España,<br />

lo cual iba a significar, casi en todas partes, el fin del breve episodio del evangelismo católico,<br />

que se había señalado por su humanitarismo. 5<br />

Tiempo atrás, en 1391, una larga serie de violencias contra los judíos -protegidos sin<br />

embargo por los reyes, y muchos de ellos notables por sus riquezas o por su erudición- había<br />

culminado en una matanza que se extendió por los tres reinos ibéricos, Castilla, Aragón y<br />

Navarra. A partir de ese año, la conversión forzada fue práctica común y corriente. Los conversos,<br />

o "marranos", o "cristianos nuevos", fueron un ingrediente importante en el seno de la<br />

población católica que luchaba por lograr la homogeneidad religiosa. Llegaron a ser muy<br />

frecuentes los casos de prelados y de nobles en cuyo árbol genealógico figuraban esos conversos,<br />

y de algunos célebres inquisidores puede decirse eso también. Pero, como es natural, muchos de<br />

los que se habían convertido por la fuerza conservaron de generación en generación su vieja<br />

religión, bajo los disfraces que la prudencia aconsejaba.<br />

En 1478 Fernando, todavía no rey de Aragón (1479-1516), e Isabel, reina de Castilla<br />

(1474-1504), solicitaron licencia papal para restaurar la Inquisición medieval, pero ahora bajo el<br />

5 (Sobre los monarcas católicos y sus normas religiosas y políticas véase Tarsicio de Azcona, Isabel la Católica, estudio crítico<br />

de su vida y reinado, Madrid, 1964, cap. vi, "Unidad religiosa e Inquisición"; y también José García Oro, Cisneros y la reforma<br />

del clero español en tiempo de los Reyes Católicos, Madrid, 1971).

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