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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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"divinización" progresiva y a un "señorío interior sobre todo lo que pertenece al reino de lo<br />

creado". Haciendo resonar una nota universalista, Denck declara que Dios, en su omnipotencia,<br />

ha dejado abierta para todos la posibilidad de llegar a la meta de la bienaventuranza. Un<br />

observador hostil le escribía a Zwinglio, en agosto de 1526, que según Denck "hasta los demonios<br />

serán salvos al final”.369<br />

<strong>La</strong> segunda de las obras de 1526 es el resultado de las reflexiones de Denck sobre el<br />

problema de la ley, la fe y el amor, expuesto por San Pablo en la epístola a los Romanos e<br />

interpretado modernamente por Lutero. Tenemos aquí el primer escrito de Denck compuesto<br />

existencialmente desde el interior de la afiliación anabaptista, en una iglesia que se imponía a sí<br />

misma su disciplina. Deplora las malas consecuencias que en Nuremberg y en Augsburgo ha<br />

tenido el afán luterano de proclamar la Palabra a través de sermones, o sea la insistencia en la<br />

justificación forense, que ha llevado a descuidar en el nivel parroquial las funciones de vigilancia<br />

y de disciplina. En el desdén por las cuestiones legalistas se revela una vez más el profundo<br />

espiritualismo de Denck. Este espiritualismo irá acentuándose cada vez más en él, y se<br />

manifiesta, por ejemplo, en su preocupación de que una estricta obediencia de los preceptos<br />

apostólicos, incluso en lo referente al bautizar y al partir el pan, se convierta en una nueva ley.<br />

<strong>La</strong> tercera de las obras publicadas ese año en Augsburgo (impresa, como la segunda, por<br />

Felipe Ulhart) reúne una serie de contradicciones aparentes que se encuentran en la Biblia. <strong>La</strong><br />

primera pareja de textos contradictorios procede de San Pablo: "Porque ¿quién entendió la mente<br />

del Señor?" (Romanos, 11:34; y cf. Isaías, 40) y "Pues él nos ha descubierto el misterio de su<br />

voluntad" (Efesios, 1:9). Estas parejas son cuarenta. <strong>La</strong> última contrasta el texto en que se dice<br />

que Dios endureció el corazón de Faraón (Éxodo, 4:21) con otros en que se dice que fue Faraón<br />

quien se lo endureció a sí mismo (ibid., 8:15, 9:34). Muchas de estas contradicciones habían sido<br />

señaladas ya por Erasmo en su Ratio,370 y volverían a ser comentadas luego por el espiritualista<br />

Sebastián Frarick (cap. XVIII.3). El motivo que tuvo Denck para reunir estas aparentes<br />

contradicciones está bien explicado en su breve prefacio. Lo que desea hacer ver es que la manía<br />

de alegar como prueba un texto u otro de las Escrituras divide inevitablemente a los cristianos en<br />

facciones sectarias enemigas unas de otras. ¡Hay que acabar con los pleitos que escribas y<br />

sectarios sostienen sobre la Escritura! El Espíritu Santo es él preceptor de los fieles, el único que<br />

puede hacer ver la Palabra interior que hay detrás de las palabras. Con una breve advertencia al<br />

lector, y aludiendo a la profecía según la cual el Libro de la Vida estará sellado lo mismo para los<br />

letrados que para los iletrados (Isaías, 29:11-12), Denck concluye que el deber de cada cristiano<br />

es entregarse al Maestro, que lleva a los doctores mismos a su escuela, y "que tiene la llave del<br />

libro en que están contenidos todos los tesoros de la sabiduría", o sea el Espíritu Santo.<br />

Durante ese año de .1526 en que se dedicó a escribir y publicar sus tres tratados, Denck<br />

se vio también envuelto en un debate con Urbanus Rhegius. De este debate no tenemos más<br />

testimonio que los materiales contradictorios transmitidos por el propio Urbanus.371 Por lo<br />

visto, auna que hacía ya más de un año que Denck encabezaba la comunidad anabaptista de<br />

Augsburgo, Urbanus no se había dado cuenta de ese hecho. Pero entonces se puso en actividad.<br />

Interrogó a Denck acerca de sus opiniones y de su conducta; .y lo encontró primero evasivo y<br />

después lleno de remordimientos ("hub... an zu weinen"). En un momento u otro del debate<br />

fueron convocados los demás pastores luteranos para que amonestaran o reprendieran a Denck.<br />

Y en los momentos en que estaba to" mando forma una disputa pública, aceptada en un principio<br />

369 Carta de Pedro Gynoraeus a Zwinglio (22 de agostode 1526), ZW, VIII, núm. 520,p- 689.<br />

370 Ratio sai compendium verae theologiae, Basilea, 1519.<br />

371 Sucintamente reunidos y ordenados por Baring y Fellmann en su ed. de Denck, Schriften (QGT, VI), parte 2, 12-13.

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