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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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No le fue difícil a Calvino adoctrinar al muchacho para que fundamentara bien "sus"<br />

acusaciones de herejía y blasfemia. Así Nicolás, que recobró inmediatamente la libertad,<br />

suministró las pruebas necesarias para que el tribunal procediera a mayores averiguaciones y<br />

organizara el juicio. Sin entrar en los detalles jurídicos de las cinco fases del proceso,1470<br />

podemos exponer la lucha entre Calvino y Servet distinguiendo tres niveles.<br />

Si Calvino ha sido llamado teológicamente cruel, a Servet se le puede llamar<br />

teológicamente vanaglorioso. En este choque de personalidades, cada uno de los contendientes<br />

exhibió sus rasgos más desagradables, agravado todo ello por el recuerdo de aquel encuentro<br />

personal en París, en 1534, época en que Calvino se hallaba quizá más cerca de Servet de lo que<br />

después hubiera estado dispuesto a reconocer, y también por el recuerdo de sus violentos<br />

intercambios epistolares, interrumpidos en 1546. El espectáculo que ofrecieron al mundo el<br />

picardo y el navarro, el inexorable canonista con dispepsia crónica y el enigmático doctor con<br />

hernia, acometiéndose el uno al otro despiadadamente sobre cuestiones de teología y ética, y<br />

gruñendo, fue ciertamente impresionante.<br />

En el nivel religioso-político, hubo declaraciones1471 de que Servet estaba implicado en<br />

la conspiración tramada por los libertinos políticos, o patriotas (cap. xxiii.3), de Ginebra, que<br />

odiaban a Calvino y querían acabar con su régimen represivo, basado en parte en la fuerza del<br />

voto, cada vez más considerable, de los refugiados protestantes a quienes tan rápidamente se<br />

concedían los derechos de ciudadanía. Servet llegó a Ginebra en los momentos en que culminaba<br />

la pugna entre esos libertinos políticos y Calvino.<br />

El libertino Filiberto Berthelier, miembro del ayuntamiento, había sido excomulgado por<br />

iniciativa de Calvino, si bien los demás magistrados se esforzaban en hacer inválida la decisión<br />

tomada por el consistorio de los pastores y los ancianos. El caso de Servet llevaba más de un mes<br />

de ventilarse cuando Calvino, previendo que Berthelier se presentaría descaradamente para la<br />

comunión, anunció: "Si alguien que haya sido excluido por el consistorio se acerca a esta mesa,<br />

yo haré mi deber aunque me cueste la vida."1472 Berthelier no se acercó: Calvino había ganado<br />

esta fase de la lucha. Pero el proceso del "libertino" Servet no sólo no había llegado aún a su fin,<br />

sino que estaba intensificando la pugna constitucional. Calvino, pues, se veía obligado a predicar<br />

y a hablar con gran frecuencia sobre la amenaza que Servet representaba, y es evidente que aún<br />

no estaba seguro de superar finalmente la crisis. Los libertinos, cuyo objetivo era su propia<br />

libertad personal y civil, quizá no hicieron por Servet otra cosa que darle la vana esperanza de<br />

que con su argumentación teológica y jurídica saldría victorioso, y así, sin quererlo, inflaron su<br />

vehemencia y dieron nuevas razones a Calvino para caricaturizarlo como un megalómano<br />

teológico.<br />

Todavía en el nivel religioso-político, pero en un contexto mucho más amplio que la<br />

pugna constitucional dentro de la ciudad-estado, Calvino y sus socios, corroborados por<br />

1470 <strong>La</strong> interpretación más reciente del choque entre Calvino y Servet, que es la de Richard Nürnberger, "Calvin und Servet: eine<br />

Begegnung zwischen reformatorischem Glauben und modernem Unglauben im 16. Jahrhundert", ARG, XLIX (1958), 177-204,<br />

peca tal vez de exceso al convertirlo en símbolo del conflicto entre <strong>Reforma</strong> y Renacimiento, pues ve en él la lucha de Calvino<br />

con el secularismo, en el sentido de incredulidad encubierta bajo la capa de sofisterías heréticas. Pero la doctrina inmersionista<br />

del segundo nacimiento, sostenida por Servet, era evidentemente algo muy distinto no sólo de! secularismo moderno, sino<br />

también del renacimiento humanístico. El relato cronológico del proceso y de la ejecución puede verse en los vividos capítulos<br />

xy XI de Rainton,HuntedHeretic. Véase también Wilbur, Unüarianísm, cap. xil, y James MacKinnon, Calvin and tile Refarmatian,<br />

Londres, 1936.<br />

1471 Estudiadas por Bainton, Hunted Heretic, pp. 173-174.<br />

1472 Doumergue, op. at., vol. VI, pp. 332-334.

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