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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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salvo que por casualidad su intención fuera mantener la literalidad del descenso para beneficio,<br />

no fundamentalmente de los santos padres del Antiguo Testamento, que, según él, habían sido<br />

sustentados regularmente por la eterna y celestial carne de Cristo (el maná), sino de los paganos<br />

virtuosos. Servet dio a entender que Cristo bajó a los infiernos con el objeto de bautizar a los<br />

santos padres y darles así la salvación, y hasta sugirió un segundo descensus, durante la segunda<br />

venida, para bautizar a Tos no bautizados por inmersión (cap. xi.l). Castellion y otros<br />

defendieron la literalidad del descensus contra la interpretación simbólica de Cal vino.<br />

Desde luego, también Hut, Schiemer, Schlaffer (cap. vn.5) y Marpeck conocieron y<br />

utilizaron el lenguaje de Meister Eckhardt, y compararon los padecimientos del verdadero<br />

seguidor de Cristo con el descensus ad inferas en el sentido de angustia de sentirse abandonado.<br />

Marpeck, por ejemplo, en su opúsculo manuscrito Van der Tiefe Christi (1547),1950 comparó el<br />

bautismo con el descensus Christi: "Quien no encuentra a Cristo en lo hondo [del bautismo] no<br />

lo encontrará en lo alto, o sea en la bienaventuranza y la gloria perdurables." Pero desde los<br />

comienzos mismos también insistió Marpeck en la literalidad del descenso, diciendo que Cristo<br />

predicó el evangelio del perdón en el infierno.1951<br />

En el curso de la controversia con Marpeck, iniciada en 1542, expresó Schwenckfeld la<br />

opinión de que Cristo descendió al Averno como triumphator, y que allí predicó y tal vez, de<br />

alguna manera mística, compartió eucarísticamente su carne celestial con los moradores de esa<br />

región. (Recuérdese la doctrina de Ruperto de Deutz, supra, cap. ii.l.) Acusó a Marpeck de andar<br />

enseñando que el sufrimiento redentor de •Cristo en la cruz no había sido completo hasta que<br />

descendió además al infierno para ser torturado por Satanás y, después, consagrado como Sumo<br />

Sacerdote.1952 Schwenckeld hizo aquí una útil observación teológica, que no redunda en<br />

descrédito de ninguno de los dos antagonistas. En la soteriología de Marpeck se postulaban, de<br />

hecho, dos obras de Cristo. Aunque no lo haya dicho expresamente así, parecería que, según él,<br />

Cristo padeció en la cruz por los pecados de todos los hombres que vivirían después de él, y<br />

sufrió en el infierno a manos de Satanás por los pecados de quienes habían muerto antes de su<br />

venida.<br />

d) <strong>La</strong> doctrina de la elección para la salvación<br />

De ordinario, la doctrina de la predestinación representa, no una extensión, sino más bien<br />

una restricción del alcance de la salvación. A pesar de ello, en los sectores de la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong><br />

que aplaudieron la insistencia protestante en la predestinación, esta doctrina evolucionó en un<br />

sentido potencialmente universalista.<br />

<strong>La</strong> doctrina de la predestinación fue, como es sabido, el meollo mismo de los sistemas<br />

teológicos del luteranismo y del calvinismo. Desde el punto de vista de los reformadores<br />

protestantes clásicos, estaba íntimamente trabada con la doctrina de la salvación por la fe sola.<br />

<strong>La</strong>s dos doctrinas, la de la predestinación y la del sola fideísmo, constituían respectivamente el<br />

lado de Dios y el lado del hombre de una misma realidad espiritual básica. Esta realidad<br />

espiritual se hallaba en la base de la rebelión de los protestantes contra cualquier expresión de la<br />

idea de mérito humano, lo cual los llevaba a proclamar jubilosamente la experiencia y la teología<br />

1950 Kunstbuch (véase nota 49), 278a-301a.<br />

1951 Documento editado por John C. Wenger, "Pilgram Marpeck's Confession of Faith", art. cit.; Krebs y Rott, Elssas I (OGT, VII),<br />

núm. 302.<br />

1952 CS, XII, 797-803 (carta del 24 de marzo de 1549). Johann Loserth dice que Marpeck jamás enseñó semejante cosa, y<br />

Heinold Fast, "Ein neuer Handschrittenfund [el Kunstbuch}", p. 215, nota 100, dice que Schwenckfeld simplemente exagera.

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