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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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El quinto decreto se refiere al Juicio Final; en él se expresa la convicción de que a los<br />

verdaderos creyentes, a los que han sufrido la cruz, el infierno y el purgatorio en su calidad de<br />

testigos de Cristo, les estarán ahorrados tales tormentos a esa hora, mientras que los otros<br />

sufrirán lo que han merecido.<br />

El sexto decreto se refiere a la resurrección, y el séptimo al castigo eterno de los<br />

malvados.<br />

Este fogoso mensaje de los últimos tiempos era predicado por los evangelistas austriacos,<br />

en sus siete puntos, antes de proceder al bautizo de los creyentes. Todos los apóstoles de Hut<br />

eran irrefrenables. En un caso, al serle concedida la oportunidad de escapar a cambio de la<br />

promesa de no predicar en treinta millas a la redonda, el apóstol rechazó la oferta con el<br />

argumento bíblico, velozmente elaborado, de que quien es llamado evangelista no es ya dueño de<br />

retener el mensaje por razones de simple prudencia humana.427<br />

<strong>La</strong> convicción de ser profetas o apóstoles estaba sumamente arraigada en ellos. Uno de<br />

los evangelistas, refiriéndose a Cristo mismo, dijo que fue un profeta como cualquier otro, y que<br />

sólo a partir del momento en que fue recibido (en el Jordán) por el Espíritu Santo, fue (adoptado)<br />

como "un verdadero Dios... semejante a su Padre celestial".428 Este mismo evangelista destacó<br />

el hecho de haber sido bautizado (por Juan Hut) precisamente a la edad a que Cristo fue<br />

bautizado en el Jordán por Juan el Bautista.429<br />

Spittelmaier nos dejó un vivido relato de la manera como él y sus compañeros predicaban<br />

su evangelio de arrepentimiento, mortificación y reivindicación inminente.430 Cada vez que<br />

llegaba a un poblado se dirigía al mesón y se informaba con alguien acerca del predicador de la<br />

localidad, si predicaba o no el evangelio, y qué evangelio era el que predicaba, y enseguida le<br />

preguntaba a su informante si él mismo era cristiano. Cuando se encontraba con alguno de los<br />

hermanos, o con algún buen amigo de uno de ellos, proponía mandar a un niño o niña que<br />

anduviera por allí e hiciera saber a los otros, sin mucho ruido, que iba a haber una reunión en tal<br />

o cual lugar -una casa, un huerto, un campo, un bosque-, tras lo cual, nuestro evangelista le<br />

pagaba al mesonero lo que había comido y bebido, y se marchaba.431<br />

Los tres evangelistas austriacos se caracterizan, finalmente, por la manera dura y hasta<br />

sarcástica como caricaturizan a los cristianos que sólo lo son de nombre. En su carta sobre los<br />

tres estados de gracia, Schiemer introduce una nota grotesca, pero bastante animada, cuando<br />

describe, petición por petición, lo que el padrenuestro significa realmente para esos cristianos de<br />

nombre -o sea los católicos, los luteranos y los zwinglianos por igual-, que en primer lugar se<br />

alegran muchísimo, dice Schiemel, de que Dios esté de veras "en los cielos" y no demasiado<br />

cerca de ellos; que piden "el pan nuestro de cada día" y que no bien lo tienen en la mano lo<br />

convierten en "mi" pan, y que, insatisfechos con las provisiones temporales para un día, se<br />

afanan en amontonar propiedades para días y años por venir. Al que es cristiano puramente de<br />

nombre, concluye Schiemer, nunca le pidas que ruegue por ti. Sin embargo, al lado de esta<br />

página está, por ejemplo, la larga y bellísima oración compuesta por Schiaffer la noche que<br />

precedió a su ejecución; y los tres dieron prueba de su magnanimidad profunda al sostener que el<br />

poder redentor de la Luz del Mundo estaba disponible también para los hombres que no<br />

427 Respuesta de Spittelmaier, loc. cit, 63.<br />

428 Spittelmaier, loc. cit., 63-64.<br />

429 Spittelmaier, loc. cit., 50.<br />

430 Cf. los Doce artículos de Schiemer en Müller, Glaubenszeugnisse (QGT, III), 55.<br />

431 Combinación de valias respuestas que dio durante su proceso, y que pueden leerse en Schornbaum, Bayern, I (QGT, II), 27<br />

y 36.

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