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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Viendo cómo las convicciones anabaptistas brotaban por todas partes, y cómo, aquí y allá,<br />

llegaban incluso a la práctica de la inmersión de los adultos, las congregaciones de la Gran<br />

Polonia (especialmente Kujawy), de la Pequeña Polonia y de Lituania resolvieron reunirse seis<br />

meses después (en diciembre de 1565) en un nuevo sínodo que esta vez se celebraría en la ciudad<br />

de Wfgrów, en Podlachia, por deferencia a los lituanos que a comienzos del año habían hecho<br />

viaje a Brzeziny a fin de impedir que dentro de la anti-trinitaria Iglesia Menor sobreviniera un<br />

cisma por la cuestión del bautismo.<br />

Jorge Blandrata, que desde 1563 escribía en cuanto portavoz de los unitarios de<br />

Transilvania, envió a Gregorio Paulo, con fecha 21 de septiembre de 1565, una carta1661 en que<br />

le pedía intervenir para que, en el sínodo cíe Wfgrów que ya se acercaba, los inmersiónistas se<br />

portaran de la manera más irénica posible, pues era evidente que no valía la pena poner en<br />

peligro la unidad internacional de las congregaciones anti-trinitarias por una cuestión tan<br />

secundaria corno esa del bautismo. Blandrata le recordaba a Gregorio Paulo, por otra parte, la<br />

mala reputación del anabaptismo münsterita, y deploraba que siguiera permitiendo, tercamente,<br />

que la gran cuestión de la unidad de Dios se confundiera con el rebautismo. <strong>La</strong> porción de la<br />

carta que se refiere a Cristo en su calidad de Hijo es de especial interés porque allí Blandrata,<br />

siguiendo a Servet, dice muy claramente que no tiene objeciones contra la idea de un Verbo<br />

eterno y ciertamente consubstancial, considerado como la voluntad de Dios, o como el brazo de<br />

Dios en la creación, o como la idea de Cristo en la mente de Dios, o tal vez incluso como el alma<br />

del futuro Cristo en su calidad de mediador; pero rechaza, eso sí, la concepción de un Hijo con<br />

anterioridad a la encarnación. No hay -dice- sino un Hijo único, nacido de la semilla de David<br />

según lo anunciaron los profetas, el Verbo históricamente encarnado, pero no un Hijo eterno<br />

encarnado en un hombre. De manera muy servetiana, Biandrata argumenta que los Tres son tan<br />

distintos entre sí como los Tres que fueron oídos y vistos en el bautismo de Jesús a orillas del<br />

Jordán. Hasta el instante de la encarnación, lo que había era el Verbo eterno de Dios y el Espíritu<br />

de Dios, pero no un Hijo de Dios, no el mediador. Otros anti-trinitarios escribieron también<br />

desde Transilvania a los hermanos polacos, protestando porque "se estaba haciendo del bautismo<br />

una especie de nuevo salvador, si es que no un ídolo, como la serpiente de bronce . . ., como si<br />

uno tratara de entrar en posesión del Arca de Noé".1662<br />

Sin embargo, desde Austerlitz, en la Moravia sectaria, Alciati le escribía a Gregorio<br />

Paulo dándole cuenta de lo que ocurría entre los hutíeri-tas y esgrimiendo argumentos en pro del<br />

bautismo de los creyentes.1663 En un momento más tardío de la controversia bautismal de<br />

Polonia, otro italiano, Nicolás Parata (cap. xxix.5), que vivía asimismo entre los anabaptistas<br />

moravos, en Austerlitz, expresaría un fuerte reproche a Luto-mirski por dejar que la controversia<br />

bautismal amenazara la unidad de la Iglesia Menor, ya que "cuando se elimina el error acerca del<br />

pecado original", que es el error fundamental, "queda eliminada asimismo su consecuencia, la<br />

absolución, o sea la acción de lavarlo mediante el bautismo..., o hay que tomarla [al menos] con<br />

un grano de sal".1664 Estanislao Budziñskí (que había estado presente en Rogów en 1562,<br />

cuando los italianos residentes entre los anabaptistas moravos causaron el revuelo que ya<br />

sabemos con sus proposiciones anti-trinitarias) se vio entonces obligado, en su Historia<br />

manuscrita, a justificar la denigración que Nicolás Paruta había hecho de toda la teología y<br />

hacia la misma época, y que las tradiciones locales hayan sido imperfectamente armonizadas en los relatos sinópticos, escritos<br />

desde la perspectiva rakowiano-sociniana, más tardía.<br />

1661 Wajsblum, art. cit., p. 42.<br />

1662 Lubienecki, op. cit., p. 189.<br />

1663 BA, p. 28.<br />

1664 Lubienecki, op. cit., p. 13.

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