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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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dentro de la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong>, atribuyeron importancia a la edad misma de treinta años, por<br />

ejemplo Schiemer, Schiaffer (cap. vn.5), Ambrosio Spittelmaier739 y Miguel Servet; y, en todo<br />

caso, los antipedobaptistas tenían la seguridad de estar imitando a Cristo en su sometimiento<br />

penitencial al bautismo de los creyentes, que acto seguido los exponía a las "tentaciones del<br />

desierto" de una cristiandad conformista.<br />

Pero en su afán de imitar a Cristo en ese punto concreto estaban también enalteciendo el<br />

bautismo de Juan, es decir, estaban haciendo del bautismo penitencial de Juan algo más<br />

importante que el bautismo post-resurreccional ordenado por Cristo. Por lo tanto, se sentían en la<br />

obligación de acentuar el mandamiento distintivo hecho por Cristo, o sea el de proclamar el<br />

evangelio entre todas las naciones (Mateo, 28:19). <strong>La</strong> tensión interna entre la regeneración<br />

bautismal en imitación del Hijo unigénito de Dios en el Jordán, esto es, el bautismo de Juan, y la<br />

obligación de administrar el bautismo de Cristo fue, de hecho, la razón primordial de la movilidad<br />

misionera tremenda y casi compulsiva de la primera generación de conversos. Por otra parte,<br />

su virtual conversión del bautismo de Cristo en innumerables repeticiones del bautismo de Juan,<br />

al mismo tiempo penitencial y regenerativo y epifánico (o testimonial), trajo consigo un<br />

desplazamiento de acento en la interpretación del evangelio y del concepto de "discípulos de<br />

Cristo", y también, por lo tanto, una serie de alteraciones en las doctrinas de la justificación, la<br />

santificación y especialmente la redención.<br />

Hasta aquí hemos estado entresacando de la enmarañada trama dé la teología bautismal el<br />

modo del bautismo, el problema de los dos bautismos de agua y de las dos alianzas, y el conflicto<br />

entre los motivos de imitación y obediencia respecto de los dos bautismos de agua, que, según<br />

acabamos de ver, implican concepciones divergentes de lo que constituye la salvación.<br />

En este punto podemos comenzar a diferenciar unas seis teologías bautismales distintas,<br />

implícitas o explícitas, en el campo de la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong>, a saber: 1) la teología bautismal de<br />

las dos leyes (Grebel, Hub-maier, Marpeck); 2) la teología bautismal de los tres niveles o<br />

intensidades (Denck, Hut, Schiemer); 3) el concepto pactual-nupcial (Juan de. Campen,<br />

Hofmann); 4) la teoría deificatoria del bautismo de los creyentes (Servet); 5) la defensa<br />

humanitario-mágica del bautismo para los infantes y los locos (Paracelso); y 6) la interiorización<br />

o espiritualización del bautismo hasta el punto de sustituirlo por una teología eucarística englobadora,<br />

o bien por una regeneración predestinaría (Schwenckfeid, Camilo Renato, Fausto<br />

Socino).<br />

a) <strong>La</strong> teología bautismal de los anabaptistas de Suiza y del Sur de Alemania740<br />

Los hermanos suizos, tanto a través de sus primeras acciones y declaraciones en Zollikon y en<br />

Zurich como a través de la formulación, más madura, e hicieron en la Confesión de Schieitheim,<br />

distinguieron tajantemente entre la Vieja Alianza y la Nueva, entre la comunidad pactual de la<br />

ley y la comunidad pactual del amor y, por consiguiente, también entre la circuncisión y el<br />

bautismo (de los adultos). En cambio, los hermanos austriacos y os del Sur de Alemania, desde<br />

Denck y Hut en adelante, insistieron siempre no en las dos leyes, sino en los tres niveles que,<br />

hasta cierto punto, podían documentarse por igual en la vida de los santos de la Vieja Alianza y<br />

en la de los santos cristianos. Aquí, en efecto, el acento era de índole experiencial y escatológica,<br />

no ética y bíblicamente restitucionista. <strong>La</strong> diferencia entre los dos círculos se debió, fuera de<br />

739 Schornbaum,£ayCT7i, I (QGT, II),p.50.<br />

740 Véase Rollin S. Armour, Anabaptist Baptism, op. cit.

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