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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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A pesar de esta convicción en cuanto a la superioridad de la commemoratio sobre la<br />

manducatio física, en una vida dedicada a lograr una semejanza cada vez mayor con Cristo por la<br />

philanthropia y el amor fraterno no era un gran paso prescindir por completo del sacerdote y de<br />

los elementos eucarísticos. Ésta fue la vía de los sacramentistas, los cuales cargaron el acento en<br />

el carácter conmemorativo de la Cena y se apartaron decididamente de la misa sacrificatoria y de<br />

la doctrina de la transubstanciación.62<br />

En los años inmediatamente anteriores a la Era de la <strong>Reforma</strong>, las ideas eucarísticas de<br />

Gansfort, así como el sacramentarismo declarado (que él hubiera rechazado, naturalmente),<br />

deben haber tenido una difusión amplísima en los Países Bajos.<br />

Ya en 1510, un fraile dominico de Utrecht, llamado Wouter, hizo una crítica muy severa<br />

de las prácticas tradicionales, aunque se retractó temporalmente. A partir del año 1514, un<br />

sacerdote nativo de Frisia, Gelio Faber, comenzó a predicar discretamente en un espíritu<br />

sacramentario, pero no rompió con la iglesia antigua sino mucho más tarde, el año mismo en que<br />

Menno Simons dio ese paso.63<br />

El exponente más notable de la posición moderada fue naturalmente Erasmo, cuya<br />

profunda familiaridad con el simbolismo agustiniano y las primitivas costumbres y prístinas<br />

interpretaciones de la Cena según se relata en el texto griego del Nuevo Testamento lo indujo a<br />

llegar más lejos que Gansfort, y así prestó poca importancia a la teoría escolástica de la presencia<br />

real y afirmó la identidad del credere y el edere. Erasmo contrastó también la pietas perfecta de<br />

la conmemoración con la pietas imperfecta de la representación litúrgica del cuerpo y el<br />

sacrificio de Cristo.<br />

Erasmo, por supuesto, a semejanza de Gansfort, afirmaba la corpórea praesentia Christi<br />

de la repraesentatio litúrgica, pero, según él, su eficacia salvadora estaba determinada por el<br />

grado en que podía producir en el creyente el proceso psicológico de conmemorar el<br />

acontecimiento objetivo de la cruz.64<br />

Erasmo tendía así a liberar a los fieles de la manducación física durante la misa y a<br />

sustituirla por una comunión espiritual. En esa forma el acento no recaía ya sobre la corpórea<br />

praesentia Christi en cuanto tal, sino sobre la apropiación mística y ética de la Palabra salvadora<br />

de Dios. Erasmo recalcaba, de hecho, la inutilidad de la presencia puramente física de Cristo:<br />

Judas estuvo tan cerca de él, que pudo darle un beso. Erasmo estaba interesado<br />

fundamentalmente en la apreciación cognoscitiva y ética de Cristo, la única dotada de capacidad<br />

redentora, por más que esta apropiación interior pudiera ser favorecida por la corpórea praesentia<br />

Christi en la hostia consagrada.<br />

62 " Estas ideas muestran cierta afinidad con la Imitado Christi (III, xnt, 1-2), que sin embargo, a diferencia de Wessel, no<br />

transfiere la idea de la carne de Cristo al terreno de la meditación personal.<br />

63 (O sea en 1536. Faber se afilió al ala sacramentista (“zwingliana”) de la <strong>Reforma</strong> Magisterial en los Países Bajos y llegó a ser<br />

al foral uno de los principales antagonistas de Mermo Simons (cap. xtx.2). <strong>La</strong> fecha de 1514 es la que propone J. G. de Hoop<br />

Scheffer, op. Cit., pp. 59-61. A pesar de que K. Vos la juzga dudosa, en vista de que el nombre de Faber no figura en las listas<br />

de sacerdotes del arzobispado de Utrecht entre los años de 1505 y 1518, J, Reitsma y J. Lindeboom, Geschiedenis van de<br />

Hervorming en de hervorntde kerk des Nederlanden, 5a ed., <strong>La</strong> Haya, 1949, p. 28, proponen una fecha aún más temprana para<br />

el comienzo de la predicación evangélica de Faber, que sitúan en 1510.)<br />

64 (Gottfried Krodei, Die Abmdmahtslehre des Erasmus van Rotterdam und seine Stellung am Anfang des Abendmahisstreites<br />

der <strong>Reforma</strong>toren, tesis doctoral inédita, Eriangen, 1955, especialmente pp. 89-90, 91 y 96-98. Payne, op. cit., cap. viii, acepta<br />

en general las conclusiones de Krodei, pero polemiza con él en varios puntos y señala, por ejemplo, que el reconocimiento del<br />

magisterio de la Iglesia por parte de Erasmo tenía para él una significación no sólo extrínseca, sino intrínseca también, en<br />

relación con su experiencia, de tai modo que en 1526 podía escribir: "No he abandonado la creencia que profesaba en mi<br />

juventud, pero ahora, en vista de los diversos argumentos, puedo oscilar entre ambos bandos, salvo allí donde la autoridad de<br />

!a Iglesia me respalda" (cit. ibid., p. 154).

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