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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Schwenckfeid, que tanto Lutero como Zwinglio, en el calor de la reforma, habían distinguido<br />

claramente los dos reinos y las dos espadas, y que, si bien los dos habían ya abandonado ese<br />

principio, el uno fatídicamente en Esmalcalda, el otro fatalmente en Cappel, el principio seguía<br />

siendo válido. En todo caso, era injusto que los separatistas evangélicos fueran puestos en la<br />

picota por abrazar una norma de conducta que estaba enunciada con todas sus letras en el Nuevo<br />

Testamento; tras lo cual se ponía a citar y a confrontar uno tras otro, con gran fuerza de<br />

convicción, los textos del Nuevo Testamento que se refieren a la espada mundana y a la espada<br />

espiritual.<br />

El anti-trinitarismo estuvo nuevamente representado en Estrasburgo, de pasada, por dos<br />

individuos: un ciudadano de Estrasburgo, el caballero aisaciano Eckhardt zum Drübel, que<br />

publicó en agosto un opúsculo intitulado Von dem einigen Gotí,724 y un visitante, Claudio de<br />

Saboya, a quien se aplicó el mote de Trinitarius en un sentido exactamente contrario al que la<br />

designación adquirirá muy pronto en el curso de nuestro relato, y que fue obligado a salir de<br />

Estrasburgo en el otoño de 1534.725<br />

Durante todo este tiempo Bucer seguía en disputa, a distancia, con Schwenckfeid,<br />

Engelbrecht y Jacobo Ziegler a propósito de la iglesia invisible y de la separación entre iglesia y<br />

estado, y también, en Estrasburgo nnsmo, con Mateo y Catalina Zell, los cuales amenazaban con<br />

causar una división en la iglesia establecida del territorio de Estrasburgo por su repudio de la<br />

función de los padrinos de bautizo, que para ellos era una ficción teológicamente ofensiva. En<br />

esta posición simpatizaban, parcialmente al menos, con las ideas de Schwenckfeid y de los<br />

anabaptistas.726<br />

El 13 de abril de 1534 decidió el ayuntamiento tomar medidas drásticas. Después de<br />

adoptar la Tetrapolitana, los Dieciséis Artículos del sínodo territorial, las ordenanzas<br />

eclesiásticas emanadas del mismo sínodo y el Gran catecismo de Bucer como documentos<br />

oficiales y obligatorios en toda la ciudad, decretó la expulsión de los tercos y odiosos<br />

anabaptistas.727<br />

Contra este decreto y contra otras medidas análogas, un ciudadano de Austerlitz llamado<br />

Kilian Auerbacher, casi totalmente desconocido por lo demás, y que dio muestras de ser un<br />

anabaptista bien educado, le escribió a Bucer una larga carta en que expresaba su angustia y su<br />

protesta.728 Decía en ella que la comunidad evangélica, diseminada por todas partes, había<br />

llegado a tomar a Estrasburgo como la única ciudad de la nación alemana en que el evangelio<br />

podía ser proclamado con toda libertad y en que los refugiados por razones de conciencia podían<br />

estar seguros de hallar comprensión y protección, una ciudad en la que Bucer mismo, por<br />

ejemplo en su comentario sobre los evangelios sinópticos (1527), había enseñado, en principio,<br />

que los cristianos debían evitar el empleo de la compulsión magisterial, pero que ahora, a partir<br />

del malhadado sínodo territorial, toda la comunidad evangélica estaba lamentando el cambio de<br />

espíritu que se había operado en Bucer. Los evangélicos -decía Auerbacher- observaban con<br />

mucha consternación que ahora también los teólogos de Estrasburgo se estaban volviendo como<br />

las groseras ovejas de otras partes, que se mordisquean y se dan topetazos unas a otras y arrojan<br />

a empellones de sus lugares a otras ovejas en el aprisco del Buen Pastor. Si Bucer le hubiera<br />

724 Elsass, II, núm. 604.<br />

725 Ibid núms. 603, 608,614 y 632.<br />

726 Ibid., núms. 455 y 622.<br />

727 El 4 de marzo anterior, el ayuntamiento había decidido normarse por las dos confesiones: ibid., núm. 518. Sobre el Gran<br />

catecismo de Bucer véase ibid., núm. 533.<br />

728 Ibid., núm. 625. Se sabe de Auerbacher que fue aliado de Jacobo Wiedemann en el altercado con Reublin acerca del<br />

comunismo: ibid., núm. 240. Véase también supra, cap. IX.2.d.

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