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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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encabezado por Enrique Mollenhecke, sorprendió y encarceló a Juan el 29 de julio, para forzarlo<br />

a renunciar a su idea. Juan se negó. Ellos, entonces, declararon melancólicamente que su Nuevo<br />

Israel había caído en cautiverio, y empezaron a hacer planes para devolver la ciudad al obispo.<br />

Mientras deliberaban, la gente del pueblo, fiel a su caudillo, acudió a liberarlo y echó mano de<br />

sus captores. Mollenhecke y otros cuarenta y ocho hombres fueron muertos con gran crueldad.<br />

Hubo, después de ésta, algunas ejecuciones más, de suerte que muy pronto no quedó quien se<br />

atreviera a llevarle la contra a Juan en este punto ni en ningún otro. Bernardo Rothmann siguió el<br />

ejemplo poligámico de Juan, y llegó a hacerse de nueve mujeres.<br />

Mientras tanto, las salidas que se hacían desde la ciudad hostigaban e irritaban<br />

incesantemente a los sitiadores. Pero los münsteritas, a pesar de que consiguieron quitar al<br />

enemigo algunas armas y municiones, no llegaron a asegurar ningún alivio verdadero, pues el<br />

cerco de la ciudad era completo. Una muchacha de Münster, Hille Feyken, después de oír en un<br />

servicio religioso la historia deJudit y Holofernes, deddió dar muerte al obispo guerrero.<br />

Llevando una camisa envenenada para obsequiársela al obispo, salió de la ciudad el 16 de junio<br />

de 1534 y avanzó hacia la línea enemiga, con esperanza de que la dejaran pasar. Naturalmente,<br />

fue detenida. Ella, entonces, asegurando que su intención era traicionar a la dudad, logro llegar<br />

hasta uno de los campamentos de las fuerzas sitiadoras; pero antes de que pudiera realizar su idea<br />

fue descubierta, y decapitada inmediatamente.<br />

Durante mucho tiempo confiaron los münsteritas en que llegaría a la ciudad el refuerzo<br />

de gran número de creyentes en el reino mesiánico. Además, cosa notable, hubo también la<br />

esperanza de que estos anabaptistas radicales consiguieran la ayuda del propio Carlos V.<br />

Deseando incorporar a sus territorios hereditarios el principado-obispado de Münster, tal como<br />

había hecho con Utrecht, el emperador había iniciado negociaciones con el obispo Francisco de<br />

Waldeck, a fin de que éste aceptara convertirse en su vasallo. El obispo se negó, y fue entonces<br />

cuando Carlos se acercó a los münsteritas. En julio de 1534 se hallaba en Münster un agente<br />

imperial negociando con Rothmann.<br />

El 31 de agosto, después de uno de los severos bombardeos con que castigaban a la<br />

dudad, las tropas del obispo trataron una vez más de tomarla por asalto, pero fueron rechazadas,<br />

no sin sufrir pérdidas enormes. Juan había dado instrucciones de que los defensores dejaran<br />

llegar hasta el primer anillo de fortificaciones a los hombres del obispo antes de abrir el fuego.<br />

Una vez dentro de la zona expuesta, entre los parapetos exteriores y la muralla principal, los<br />

sitiadores quedaron cogidos en un fuego nutrido de mosquetería y artillería, así como en una<br />

lluvia de flechas, piedras, trapos empapados en brea y ardiendo, y cal viva, arrojada por las<br />

mujeres. Los soldados del ejército sitiador, que eran sobre todo mercenarios competentes,<br />

quedaron encolerizados por esa manera irracional y fanática de entender una batalla.<br />

Fortalecido por su nueva victoria, Juan Beukels decidió a comienzos de septiembre<br />

hacerse ungir y coronar como "rey de justicia sobre todos" por Juan Dusentschuer, llamado "el<br />

profeta cojo". Lo primero que se hizo fue pedirles a los doce ancianos nombrados por Juan la<br />

espada que antes habían recibido como insignia de autoridad. Una vez devuelta la espada a Juan,<br />

éste fue ungido por Dusentschuer con las siguientes palabras: "Por decreto del Padre, yo te unjo<br />

para que seas Rey del pueblo de Dios en el Nuevo Templo, y en presencia de todo el pueblo te<br />

proclamo caudillo de la nueva Sión." El antiguo sastre de Leiden hizo que le transformaran en<br />

vestiduras regias algunos ornamentos sacerdotales y se sentó en un trono llevando en la mano<br />

'ma manzana de oro, símbolo de imperio universal. Esta reproducción del Reichsapfel, que<br />

representaba el dominio sobre el globo, estaba atravesada por dos espadas, rodeada de una banda<br />

horizontal que sostenía una cruz, y rematada por una corona. <strong>La</strong> organización de la corte real

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