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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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inmediatamente fue elevado Hutter a la posición de primero de los ancianos o Vorsteher de las<br />

tres colonias confederadas. También Ascherham y Plener fueron depuestos por haberse colocado<br />

del lado de Schützinger. Y hay que añadir que cada uno de estos tres hombres, pese a su<br />

destitución, siguió con una parte de sus antiguos partidarios, lo cual, por supuesto, empeoraba el<br />

desorden.<br />

Hutter no se dejó arredrar por el gran cisma (die grosse Zerspaltung). Sin pérdida de<br />

tiempo se dedicó a poner en práctica en el terreno mismo, y ya no a través de delegados, sus<br />

planes comunistas. Tras de convencer a sus seguidores de que ellos eran en verdad los elegidos<br />

de Dios, aparte de los cuales no podría haber salvación a la hora del advenimiento de Cristo, y<br />

entre los cuales, como moradores que eran del mundo, lo único que cabía esperar por el<br />

momento eran trabajos y sufrimientos, estimuló las energías de su pueblo y canalizó sus<br />

facultades para construir una organización económicamente duradera y socialmente<br />

amalgamada, con la capacidad de colonizar y evangelizar de manera más firme y vigorosa de lo<br />

que nunca antes había sido posible.<br />

Para los fílipitas y gabrielitas, que tal vez estaban envidiosos, el comunismo -el dejar<br />

patria y familia para compartir con los compañeros de peregrinación lo que cada cual hubiera<br />

aportado o pudiera producir- no era sino una forma exquisita de resignación, deGelassenheit, una<br />

expresión avanzada de sufrimiento en cuanto forma de vida, capaz de llevar a una paz y claridad<br />

(Abgekiártheit) interiores. Para Hutter, no era la íntima paz de un convento sectario lo que<br />

constituía la meta de la producción y de la repartición comunales, sino la disciplina de guerreros<br />

espirituales que perseveraban contra todos los obstáculos hasta el momento de su vindicación en<br />

la segunda venida de Cristo.<br />

El gobierno directo de Hutter en Moravia duró desde agosto de 1533 hasta finales de la<br />

primavera de 1535. En la dieta de Moravia celebrada en Znaim, a la que asistió el rey Femando,<br />

éste obligó a los magnates a cumplir con su voluntad de que todos los anabaptistas fueran<br />

arrojados del margraviato, a fin de evitar que en Moravia se repitieran los sucesos que habían<br />

llevado al desastre de Münster.<br />

Expulsados de sus hogares por los nobles, que a menudo lo hacían muy contra su<br />

voluntad, los hutteritas, filipitas, gabrielitas y todos los demás anabaptistas que habían buscado<br />

asilo en Moravia pasaron la Pascua en los campos y en los bosques.<br />

El domingo de Pentecostés, Hutter cedió a las súplicas de sus seguidores y aceptó buscar<br />

su seguridad personal en los familiares escondrijos del Tirol, y continuar desde allí sus labores de<br />

guía. Fernando había ofrecido una recompensa de cuarenta ducados por su cabeza. Mientras su<br />

pueblo vagaba de un lado a otro sin tener dónde guarecerse, Hutter escribió su vehemente<br />

Reconvención, dirigida al gobernador de Moravia, en la que con conmovedora elocuencia<br />

persuadía a los grandes señores de las intenciones pacíficas de los hermanos y les pedía un<br />

pedacito de la tierra creada por Dios para que allí tuvieran su casa. Y después reprendía a los<br />

señores por haber cedido "a ese horrible tirano y enemigo de la verdad divina, Fernando".954<br />

De regreso en el Tirol, Hutter escribió otra carta en la cual dice que los perseguidores son "el<br />

dragón horrible y rabioso [que] ha abierto su buche y su hocico ... para tragarse a la mujer<br />

vestida del sol [Apocalipsis, 12:1], que es la prometida y la esposa de nuestro Señor<br />

Jesucristo".955<br />

954 Carta IV; Fischer, op. cit., pp. 26 ss.<br />

955 Carta VIII; Fischer, op. cit., pp. 62-63.

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