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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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En un sentido, los anabaptistas habían preparado el camino para la <strong>Reforma</strong> Magisterial<br />

cuando el ayuntamiento de Essiingen, exasperado por esos sectarios, invitó a Blaurer a venir para<br />

reformar la población de acuerdo con los mejores modelos magisteriales. Esta comunidad es muy<br />

representativa, de manera que una ojeada a ella equivaldrá a contar el caso de muchas otras<br />

ciudades alemanas del Sur entre 1527 y 1531.<br />

<strong>La</strong> ciudad imperial de Essiingen (situada a la orilla del Neckar, aguas abajo de Horb y de<br />

Rottenburg) contaba ya con un conventículo anabaptista el año en que Sattier fue ejecutado río<br />

arriba. En noviembre de 1527, en efecto, fueron aprehendidos varios miembros de ese conventículo.<br />

Sometidos a tortura, algunos parecen haber expresado ideas müntzeritas bastante<br />

radicales, diciendo que todos los que rechazaran el rebautismo del pacto deberían ser pasados a<br />

cuchillo como paganos, y que estaban esperando ayuda de los anabaptistas de Moravia.457<br />

Tenían un tesoro común, destinado a socorrer a los indigentes y a los refugiados. Algunos<br />

declararon c¡ue Cristo había sido sólo un profeta, y que si se le llamaba hijo de Dios era sólo en<br />

el sentido en que ellos también se esforzaban por hacerse hijos de Dios. Creían asimismo en la<br />

doctrina del sueño del alma. El cronista de Essiingen observaba, sin embargo, que a pesar de<br />

estar apartados de las normas católicas, esos anabaptistas "son la gente mejor, la más piadosa; no<br />

juran, no practican la usura, no beben en exceso".458<br />

A su llegada, en septiembre de 1531, el autor de las humanitarias. Resoluciones de<br />

Memmingen debe haber sido inmediatamente bien recibido por los anabaptistas, acosados hasta<br />

entonces por las autoridades del lugar. Blaurer hacía mucho hincapié en la predicación y en la<br />

pureza moral, e introdujo la disciplina de la iglesia, negando los sacramentos a los indignos. Muy<br />

poco después podía hablar de sus buenos resultados en una carta a Martín Bucer:<br />

Trato a los anabaptistas de tal manera, que me quieren y asisten a mis sermones<br />

regularmente y con atención. Muchos de ellos han desistido de su error y se han unido a<br />

nosotros. Espero que los que quedan, que son poquísimos, harán otro tanto.459<br />

Poco después de escribir esta nota, el simpático Blaurer regresó a Constanza e<br />

inmediatamente los anabaptistas volvieron a su antigua fe.<br />

No podemos mencionar la ciudad de Constanza en este punto, sin hablar de Luis Haetzer,<br />

que había sido decapitado allí, bajo la acusación de adulterio, y en el sitio mismo de la ejecución<br />

de Hut, el 4 de febrero de 1529. Aunque era notoriamente culpable del cargo de que se le<br />

acusaba, la severidad extrema de la sentencia puede explicarse mejor por el hecho de que<br />

también se le acusaba de anti-trinitarismo.<br />

Habíamos dejado a Haetzer en Worms, en 1527, ocupado, junto con Denck, en la<br />

traducción alemana de los Profetas (cap. VII.3). Mientras tanto, había regresado a Augsburgo<br />

(donde, sin embargo, se abstuvo de intervenir en el Sínodo de los Mártires), se había reunido con<br />

Schwenckfeld, y había hecho breves viajes a Nuremberg y a Ratisbona, ciudad esta última donde<br />

bautizó a cuatro conversos. Su base de operaciones era la casa de Jorge Regel en Augsburgo.<br />

Aquí prosiguió sus tareas de traducción. Terminada la de los Profetas, emprendió la de los libros<br />

canónicos. En su prefacio a la profecía de Baruc atacó a la <strong>Reforma</strong> Magisterial por el<br />

menosprecio con que veía los escritos apócrifos, apoyada en el endeble argumento de que sólo se<br />

conocían en la versión griega y en la latina de la Vulgata, y, además, de que eran demasiado<br />

apocalípticos y visionarios. <strong>La</strong> verdad es que los libros apócrifos se ajustaban muy bien a su<br />

457 Reutlingen no pudo estar representada a causa de la peste clac allí había estallado. Véase, sobre este punto, ME, III,<br />

568-569.<br />

458 Citado por Plaff, op. cit., p. 97.<br />

459 Schiess, Brieffwechsel: Blaurer, p. 292.

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