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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Antes del Concilio <strong>La</strong>terano, la Italia septentrional había sido durante algún tiempo el<br />

centro de discusiones y debates sobre cinco opiniones divergentes en torno a la supervivencia<br />

después de la muerte, a saber: 1) la inmortalidad natural; 2) la inmortalidad contingente; 3) el<br />

sueño inconsciente del alma (psicosomnolencia); 4) la muerte del alma con el cuerpo<br />

(tnetopsiquismo); y 5) la absorción del alma racional en el Intelecto universal. <strong>La</strong> primera<br />

opinión presuponía, al igual que en Platón, la preexistencia del alma antes de su incorporación.<br />

<strong>La</strong> segunda, defendida una vez por Tomás de Aquino y en formas diversas por todos los<br />

escolásticos, era la doctrina cristiana comúnmente aceptada, y presuponía que el alma era creada<br />

ad hoc, en determinado momento del desarrollo del feto. <strong>La</strong> tercera y la cuarta posiciones,<br />

aunque el sueño del alma y la muerte del alma (mortalismo) sean distinguibles, se agrupan por lo<br />

común bajo el nombre de psicopaniquismo.39<br />

En teoría, los cristianos podían sostener cualquiera de las cinco posiciones sobre la base<br />

de la Escritura, de los padres de la Iglesia y de los escolásticos, siempre que no hubiera conflicto<br />

con el artículo del Credo que afirma la resurrección y reanimación del cuerpo. Los sostenedores<br />

de las cuatro primeras opiniones presuponían por lo común la resurrección, como dogma de fe.<br />

En cuanto a los sostenedores de la quinta, o sea la de los averroístas latinos, exponentes de la<br />

teoría de la doble verdad, podían aceptar auténticamente la doctrina de la resurrección, o declarar<br />

que la aceptaban por simples razones de obediencia a la autoridad de la Iglesia, lo cual puede<br />

aplicarse asimismo a los exponentes más racionalistas de la cuarta opinión. En vista de que el<br />

sueño del alma (que en el Nuevo Testamento es casi seguramente un eufemismo en vez de<br />

"muerte", pero que ahora era una posición muy definida) y el mortalismo inequívoco, basado en<br />

el De anima de Aristóteles y en sus heterodoxos intérpretes musulmanes, judíos y latinos, son<br />

cuestiones que se debatieron prolijamente en los tres sectores (le la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong>, será bueno<br />

que nos detengamos ahora en sus antecedentes italianos.<br />

En el Concilio de Florencia de 1439, la iglesia latina había declarado canónica una<br />

creencia que desde hacía mucho había sido común en Occidente, pero no en la iglesia griega (a la<br />

cual, por cierto, se le impuso durante algún tiempo, cuando se hizo canónica), a saber: la fe en el<br />

purgatorio, con el presupuesto de que las almas de los difuntos son conscientes, y por lo tanto<br />

capaces de dolor o alegría incluso antes de la resurrección de sus respectivos cuerpos. Después<br />

del Concilio de Florencia se hicieron nuevos esfuerzos por sustanciar la doctrina católica sobre<br />

este particular. Una parte del nuevo interés se debía a motivaciones humanistas y clásicas, y otra<br />

parte a razones filosóficas, concretamente averroístas, tomistas y platónicas. El ímpetu especulativo<br />

se intensificó en la Academia de Florencia gracias a Gemisto Pletón, filósofo que,<br />

venido de Bizancio, aportó su propia versión del platonismo e indirectamente estimuló a otros,<br />

como Marsilio Ficino ( 1499), con su actitud hacia la filosofía antigua, en la que veía una<br />

fuerza purificadora y reformadora muy valiosa para la maraña de la vida religiosa de la época.<br />

Según el punto de vista platónico, la mente que conoce la Verdad tiene que ser a su vez<br />

una Idea, y por lo tanto es inmortal. Pero en la universidad veneciana de Padua (donde se enseñó<br />

a Aristóteles por primera vez en griego en 1497), lo mismo que en las universidades de Ferrara y<br />

de Bolonia, la demostración de la inmortalidad del hombre estaba siendo filosóficamente puesta<br />

en duda, por mucho que pudiera creerse en ella como artículo de fe revelada. El dominico Tomás<br />

39 . El término psychopannychisrnus significa etimológicamente "vigilia del alma durante toda la noche", pero Calvino lo usó<br />

como designación general de todas las opiniones no concordes con su idea de que el alma, después de la muerte, es capaz de<br />

movimiento, sentimiento, vigor y percepción. Juan Calvino, Psychopannychia, ed. por Walther Zimmerli, Leipzig, 1932, p. 35.<br />

Véase infra, cap, xxiii.l).

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