12.02.2018 Views

WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

En resumen, lo que él sostiene es lo siguiente: Así como el hombre interior es incapaz de<br />

nacer sin la fe y sin el bautismo, así también es incapaz de permanecer vivo sin el amor y sin el<br />

sacramento de la Cena del Señor. El hijo adoptivo de Dios, o sea aquel que ha nacido de nuevo<br />

en el bautismo, necesita encontrar un alimento regular si no quiere perecer. A este propósito cita<br />

Servet el Adversus haereses de San Ireneo, donde se dice que así como es necesario un líquido<br />

para convertir la harina seca en pan, así también es necesaria la inmersión bautismal de los<br />

creyentes para hacer de ellos el nuevo cuerpo de Cristo. Así como el alimento tomado del árbol<br />

del Paraíso causó la muerte del hombre viejo (Adán), así el nuevo alimento tomado del árbol del<br />

Calvario, en que murió el Nuevo Adán, sustenta a todos los hombres renovados y les da fuerzas<br />

para perseverar y llegar a la eternidad, donde se reconquista el Paraíso.<br />

Sin embargo, el cristiano bautizado no debe acercarse a la Mesa del Señor si no está<br />

preparado. Lo que fue el arrepentimiento para los catecúmenos antes de su bautismo, lo es la<br />

preparación espiritual para quienes comulgan en la Cena del Señor. El que permanece en su<br />

culpa, negándose, por ejemplo, a reconciliarse con quien es su hermano en la fe, debe quedar<br />

excluido de la comunión mientras persista en su falta de arrepentimiento. Una buena preparación<br />

para la comunión, además del arrepentimiento, el ayuno y la oración, es el ofrecimiento de pan y<br />

vino para que se distribuyan entre los hermanos menesterosos. Una prueba del amor del creyente<br />

y de su agradecimiento por su salvación en Cristo es la oblación en especie, que se ha usado<br />

desde el tiempo de los apóstoles.' Una comunidad voluntaria de bienes, en la medida que a cada<br />

cual le parezca buena, hasta llegar incluso a la pobreza voluntaria, es señal de. salud de todo el<br />

cuerpo de Cristo. Donde no existe aquel amor que elimina toda diferencia de clase, es imposible<br />

celebrar un banquete de amor (ágape) de la manera como Jesús y sus seguidores lo celebraron.<br />

Por esta razón no debe la congregación dividirse durante la Cena del Señor en diferentes grupos<br />

cuyos miembros comulgan privadamente entre ellos mismos, sino que, así como los muchos<br />

granos hacen un pan, así todos los comulgantes deben hacer un cuerpo único, sin desperfectos ni<br />

roturas.<br />

Lo más detestable de todo sería decir que en este cuerpo falta la Cabeza; que el cuerpo<br />

está en la tierra y la Cabeza en el cielo. Si Cristo no estuviera presente en el bautismo con su<br />

Espíritu y en el sacramento de la eucaristía con su cuerpo, no se habrían ordenado tan<br />

solemnemente estas acciones. <strong>La</strong> Cena del Señor es el complemento necesario del bautismo.<br />

Mediante el alimento que les da en forma de pan, Cristo permite a los creyentes participar de él,<br />

pues en verdad él dijo, señalando el pan celestial: "Éste es mi cuerpo."<br />

Cosas tan diferentes como un pan y un cuerpo no se encuentran asociadas en ningún otro<br />

lugar de la Biblia. En la Última Cena se creó entre ellas una relación secreta y mística. El cuerpo<br />

de Cristo es verdaderamente pan, y él es verdaderamente el pan cotidiano que alimenta al<br />

hombre interior. El pan es verdaderamente el cuerpo de Cristo, y así el partir este pan significa<br />

compartir la carne celestial. El mecanismo digestivo del hombre interior es la fe y el amor. En el<br />

sacramento habla el creyente con Cristo, recordando constantemente sus inconmensurables<br />

acciones y beneficios. Servet repudia la enseñanza de los católicos y de los luteranos, que<br />

piensan que uno mastica el cuerpo de Cristo y lo traga. Rechaza la magia estúpida de los<br />

transubstanciacionistas, que hacen del pan algo que no es pan, que dirigen oraciones al pan y<br />

dejan cjue la carne de Cristo, por algún accidente, pueda ser pasto de los perros. El pan<br />

eucarístico es un alimento celestial con el que el alma creyente se nutre hasta hacerse una sola<br />

sustancia con el cuerpo celestial de Cristo.<br />

También rechaza Servet el símbolo frío y sofista de los sacramentarios, Bucer por<br />

ejemplo. En efecto, el pan es un signo exterior de una acción o acontecimiento interior. El

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!