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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Estas cosas no pueden ser entendidas plenamente por nadie en la primera, adolescencia,<br />

porque a esta edad está sumergido aquel espíritu de divinidad en las tempestades de la juventud,<br />

y es imposible sentir aquel fuego oculto [el Espíritu] entre los fluidos humores de la carne que va<br />

madurando. Así como un adolescente no está realmente preparado para comprender las<br />

enseñanzas éticas, así también le falta madurez para entender el evangelio, por mucha<br />

instrucción que haya recibido hasta esos momentos. Por consiguiente, después de un período.<br />

previo de instrucción, Cristo dejó establecida la edad de treinta años como la adecuada para el<br />

bautismo.760<br />

A los pedobaptistas solafideístas que exaltan la fe y desdeñan los aspectos físicos se les<br />

escapa -dice Servet- la distinción, tan conocida en la iglesia antigua, entre catecúmenos y<br />

neófitos. Los catecúmenos tenían instrucción acerca de la salvación; los neófitos se regocijaban<br />

en su salvación. Pero los pedobaptistas han dejado que se pierda por completo la experiencia<br />

antigua, han olvidado la concepción de la regeneración bautismal y se han concentrado en la<br />

presencia de Cristo sólo con respecto al sacramento del altar: .<br />

[Sin embargo] no os es posible comer, porque rao habéis nacido. ¿No sois vosotros unos<br />

estúpidos, que queréis que el cuerpo de Cristo esté presente en la Cena, pero no queréis que su<br />

espíritu esté presente en el bautismo? 761<br />

<strong>La</strong> teología bautismal de Servet está relacionada, en medida mucho mayor que la de los<br />

hermanos suizos y la de los anabaptistas del Sur de Alemania, con una doctrina de la caída del<br />

hombre y de su expulsión del Paraíso. El sentido físico mismo de pecado original y la<br />

omnipresencia de las tentaciones del demonio son de hecho, para él, las cosas que hacen de la<br />

reparación bautismal un alivio tan grande y un remedio tan eficaz para los asallos de la maldad<br />

que vienen de dentro y de fuera. "Continuamente -escribe- tenemos en nosotros a dos príncipes<br />

que combaten: Dios en el espíritu y la serpiente en la carne."762 Servet llega a decir que la<br />

ciencia más alta de todas es "serpentina" cuando quien la posee no ha sido bautizado en Cristo.<br />

Al hablar de los dos árboles del Paraíso, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento<br />

del bien y del mal, dice que los dos representan a Cristo. El segundo de ellos no era menos<br />

excelente que el primero, "porque en el Paraíso de Dios no podía crecer ningún árbol malo".763<br />

<strong>La</strong> culpa de Adán se debió a que comió prematuramente del fruto del segundo árbol, que aún no<br />

había madurado, y en consecuencia fue privado del fruto de los dos árboles, y quedó sometido a<br />

la muerte y expuesto a delitos aún más graves. El fruto del segundo árbol "quedó a partir de ese<br />

momento vedado para Adán y reservado para sólo Cristo, a fin de que nosotros, cuando hayamos<br />

adquirido mediante él el conocimiento en que no hay engaño, nos hagamos como dioses".<br />

Incluso si Adán no hubiera pecado -añade Servet-, "Cristo, que existía con Dios en cuanto<br />

Verbo, habría compartido finalmente ese conocimiento con el mundo", haciendo el estado del<br />

renacido en Cristo superior al de Adán antes del pecado original. (El concepto de felix culpa<br />

pocas veces fue tan subrayado durante toda la Era de la <strong>Reforma</strong> como lo fue por Servet.<br />

Recuérdese, sin embargo, la concepción que tenía Hofmann del bautismo como una fuerza que<br />

daba al creyente la capacidad de distinguir entre el bien y el mal: cap. ix.2.) Así Dios, en cuyos<br />

760 Restitutio, p. 372 (II, p. 90).<br />

26 Ibid., p. 487 (II, p. 211).<br />

762 Ibid .,p.366(II,p.84).<br />

28 Ibid., p. 370(11, p. 88).

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