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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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XII. LA DIFUSIÓN DEL ANABAPTISMO HOFMANNITA<br />

EN LOS PAÍSES BAJOS Y EN EL NORTE<br />

DE ALEMANIA HASTA 1534<br />

EL PUNTO de vista regional no es ciertamente el mejor para hacer la historia de la<br />

<strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong> durante el siglo xvi, época en que el Sacro Romano Imperio contaba tantas<br />

unidades políticas autónomas como los Estados Unidos de hoy cuentan denominaciones<br />

religiosas. Por otra parte, la extraordinaria movilidad de los reformadores radicales, que a veces<br />

huían de la persecución y a veces emprendían misiones en nuevas tierras, complica aún más un<br />

relato basado primariamente en lo local. No obstante, en algunos casos se dan diferenciaciones<br />

regionales lo bastante distintivas para justificar un tratamiento especializado. Los Países Bajos y<br />

la Alemania septentrional constituyen una de esas unidades. Desde el punto de vista lingüístico,<br />

esta zona del bajo alemán estaba separada del resto del Imperio por una línea que corría<br />

aproximadamente desde Aquisgrán (Aachen en alemán, Aken en holandés) hasta Magdeburgo<br />

(Magdeburg, Maagden-burg) y que seguía hacia el este.<br />

<strong>La</strong>s diferencias entre el bajo alemán y el alto alemán en sus extremos, Flandes y Suiza,<br />

eran enormes. <strong>La</strong> predicación de la <strong>Reforma</strong> <strong>Radical</strong>, que en su fase anabaptista fue<br />

primariamente un movimiento popular, de gente común, no podía llevarse a cabo entre las dos<br />

zonas lingüísticas sino por medio de traducciones, intérpretes y misioneros bilingües.<br />

Dentro de la zona del bajo alemán había, como en otras partes, gran número de dialectos<br />

locales, algunos de ellos ya bien consolidados como lenguas literarias, particularmente uno, el<br />

llamado de manera intercambiable "flamenco" cuando se habla de Bélgica y "holandés" cuando<br />

se habla de los Países Bajos, y que ya en el siglo xvi era comparable, desde el punto de vista de<br />

su nivelación en cuanto lengua literaria, con el alto alemán de la corte sajona y de los impresores<br />

alemanes del Sur.<br />

Otra diferenciadón de la zona a que en este capítulo nos referimos es de índole política.<br />

Por lo que atañe a nuestro relato, los Países Bajos se extienden desde el condado de Flandes<br />

hasta el de Frisia Oriental, y toda esa zona, con excepción de Frisia Oriental y el obispado<br />

principesco de Lieja, estaba en buena medida en posesión de la casa de Habsburgo, o amenazada<br />

por ella; y el.idioma que se hablaba era fundamentalmente el flamenco-holandés.1<br />

Una peculiaridad eclesiástica de esta populosa zona que constituye de manera<br />

aproximada lo que hoy son Bélgica y Holanda, era el hecho de que, hasta las reformas<br />

organizativas católicas impuestas por Felipe II de España, toda ella se encontraba bajo<br />

lajurisdicción de obispos y arzobispos extraños a la región, con excepción del antiguo obispado<br />

principesco de Utrecht,<br />

<strong>La</strong> zona coincide más o menos con el círculo judicial imperial (1512) de Borgoña (menos<br />

Luxemburgo, pero incluyendo a Lieja).<br />

Aunque en lo que se refiere al problema biológico pisaba el mismo terreno que Hofmann<br />

(el de la tradición aristotélico-tomista), Schwenckféld no negó que María fuera la madre<br />

verdadera de Jesucristo, ni que Cristo hubiera recibido "de la Virgen María la carne y el

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