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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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extraordinaria teoría sobre la Edad de Oro de Noé y sobre el papel de Italia y Francia en el plan<br />

divino de la restitución puede haber encontrado ecos favorables entre los espiritualistas italianos<br />

y entre algunos de los racionalistas evangélicos.<br />

En cuanto a Miguel Servet, sus ideas acerca de la Trinidad eran conocidas en Venecia ya<br />

en 1539, como lo demuestra una carta dirigida al senado de Venecia y atribuida a<br />

Melanchthon.1348 Aunque no escrita por él en realidad, la carta refutaba a Servet, en beneficio<br />

de los venecianos, con los mismos argumentos que había empleado Melanchthon en sus Loa<br />

cammunes. Lo que este documento parece indicar es que algún estudiante o visitante veneciano,<br />

hallándose en Wittenberg, se enteró de la existencia de un círculo de italianos favorablemente<br />

dispuestos para con Servet, y lo bastante numeroso para merecer la detallada advertencia escrita<br />

bajo el nombre de Melanchthon. No hay más noticias de influencia servetiana en Italia hasta muy<br />

poco antes de la ejecución de Servet en Ginebra (cap. xxni.4 y xxiv). <strong>La</strong> doctrina servetianohofmannita<br />

de la carne celestial de Cristo era conocida de Julio Gherlandi, quien abjuró de ella<br />

en Venecia (cap. xxii.4).<br />

3. MAS CISMA Y HEREJÍA EN RETÍA, 1552-1 561: LELIO SOCINO<br />

El Tiziano se salvó de las consecuencias de la defección de Manelfi en la relativa<br />

seguridad de Retia, de donde había sido expulsado en 1547. Su predicación le atrajo seguidores<br />

de nueva cuenta. En vista de eso, las autoridades de Chur lo metieron en la cárcel y lo<br />

interrogaron acerca de sus creencias. El contestó en lenguaje ambiguo, afirmando que no se<br />

guiaba más que por el Espíritu Santo. Sin embargo, el temor de la sentencia capital lo llevó a<br />

firmar, en presencia de la junta de ancianos y de otros miembros de la iglesia, una declaración<br />

preparada por Felipe Gallicius, uno de los pastores de Chur.1349 De esta confesión se desprende<br />

que el Tiziano había negado la Trinidad y la naturaleza divina de Cristo (herejía ebionita), había<br />

acusado a San Jerónimo de alterar tendenciosamente las genealogías de Cristo y los relatos<br />

evangélicos de la Natividad (herejía helvidiana), había declarado que la autoridad del Espíritu<br />

Santo estaba por encima de la autoridad de la Biblia, había rechazado el bautismo de los infantes<br />

y había dicho que a los cristianos no les era lícito desempeñar funciones magisteriales. En cuanto<br />

a la corrupción textual de que se hacía culpable al traductor de la Vuigata, sabemos por otras<br />

fuentes que los seguidores del Tiziano rechazaban expresamente como interpolaciones de San<br />

Jerónimo los dos primeros capítulos de San Mateo y las partes correspondientes de San Lucas.<br />

Después de su retractación, el Tiziano fue sacado a azotes de la ciudad y desterrado (por segunda<br />

vez) de la República Rética. En la carta en que le cuenta a Bullinger lo ocurrido, Gallicius se<br />

siente obligado a justificar esa sentencia relativamente benévola haciendo notar que una<br />

abjuración del heresiarca tenía que ser desmoralizadora para sus secuaces, mientras que otro<br />

martirio -con lo cual alude Gallicius al martirio de Servet (cap. xxin.4)— no haría sino exaltar su<br />

devoción hasta nuevos extremos.<br />

Camilo Renato, por su parte, había encontrado que ni siquiera dos abjuraciones eran<br />

capaces de mitigar el ardor de sus seguidores. Lo dejamos en los momentos en que era capturado<br />

por órdenes de las autoridades de Bérgamo en septiembre de 1551, un año después del sínodo<br />

anabaptista de Venecia. El cardenal Inocencio del Monte, antiguo secretario del cardenal<br />

Contarini y ahora secretario del papa Julio III, tuvo inmediatamente en sus manos el informe de<br />

que el célebre "heresiarca siciliano" había sido aprehendido y, a través del nuncio papal en<br />

1348 Stella, Cinquecento véneto, p. 106, nota 78.<br />

1349 Cartas a Bullinger, de 2 y de 25 de junio de 1554: Bullingers Korrespondenz, ed. cit., vol. I, carta 261:1, 2.

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