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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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curioso es que ambos reformadores, hasta su distanciamiento de 1523, sostuvieron, de manera un<br />

tanto inconsecuente, la doctrina de la presencia real de Cristo en el sacramento del altar.<br />

Una concepción del sacramento eucarístico en la que tenían cabida, simultáneamente, dos<br />

ideas difíciles de conciliar, a saber, por una parte, la de que Cristo mismo está real, local y<br />

objetivamente presente para el comulgante, y, por otra parte, la de que su mal definida presencia<br />

depende en alguna medida de la fe del comulgante, era una amalgama teológica inestable que, en<br />

la nueva situación revolucionaria, tenía necesariamente que resolverse en sus elementos, como<br />

fue el caso de Carlstadt, o diluirse mediante una revisión de la materialización escolástica, como<br />

fue el caso de Lotero. Aunque durante una temporada, en su época de espiritualismo provisional<br />

y de fideísmo acentuado, Lotero se había mostrado indiferente en la cuestión de si la comunión<br />

debía tontarse bajo las dos especies o bajo una sola, muy pronto recurriría ala doctrina de la<br />

ubicuidad de Cristo para explicar sus opiniones más maduras son fuerte contraste, con él, hacia<br />

la misma época Carlstadt distinguía entre los dos elementos, e interpretaba el vino como un<br />

recordatorio del pacto de perdón y el pan como un recordatorio de la promesa de la resurrección<br />

de la carne. Según Carlstadt, al decir Jesús en la Última Cena las palabras "Hoc est", lo que<br />

señaló con la mano fue su propio cuerpo, y no el pan. Esta interpretación es una de las señales<br />

identificadoras de la hebra carlstadtiana en la enmarañada madeja de la controversia eucarística<br />

que va de 1522 a 1529.<br />

Desafiado por Lotero, y confiado en que podría demostrar su punto de vista, Carlstadt<br />

dedicó un tiempo largo, de 1522 a 1524, a meditar en serio sobre su posición, y a escribir. Lotero<br />

mismo, enardecido por el debate que se había iniciado, publicó en 1523 su Vom Anbeten des<br />

Sakraments, donde afirma que la presencia real es una parte esencial de la doctrina cristiana. A<br />

fines de ese mismo año, Carlstadt imprimía su Vona Iriestertum und Ofifer Christi, donde niega<br />

la presencia real.<br />

En Jena, donde Lotero se hallaba predicando, se reunieron é] y Carlstadt en e] Mesón del<br />

Oso Negro, y muy pronto quedaron trabados en una controversia. Lotero le echó a Carlstadt una<br />

moneda como garantía de su buena disposición: lo instó a defender sin ninguna reserva sus tesis<br />

eucarísticas y a demostrar su razón, si le era posible. "Cuanto más denodadamente me ataques -le<br />

dijo-, tanto más gusto me darás."86 Es posible que durante esa misma comida Carlstadt le haya<br />

subrayado a Lotero la importancia de la teología eucarística contenida en la Epístola de Hoen,87<br />

pero, independientemente de que lo hiciera o no, es evidente que la visión sacramentaria de Hoen<br />

y Zwinglio, basada en la interpretación tropológica del estado, difería sustancialmente de la<br />

convicción espiritualista de Carlstadt, cada vez más madura.<br />

Carlstadt, fervoroso exponente del sacerdocio de todos los creyentes, se consideraba igual<br />

a todos los demás cristianos y, como "nuevo seglar", había abandonado su vestimenta sacerdotal<br />

y sus insignias universitarias; también había remplazado la teología académica por la<br />

contemplación ("la tribulación espiritual es un sacramento"),88 y en su parroquia de Orlamünde,<br />

que le respondía admirablemente, estaba llevando al terreno de la práctica su concepción del<br />

bautismo y de la eucaristía. Se negaba a bautizar niños recién nacidos, e incluso es posible que<br />

86 Acta Jenensia, cit. en WA, XV, 339-340.<br />

87 15En su Vita de Gansfort dice Hardenberg que también Hinne Rode se hallaba presente en la comida en que Lotero echó el<br />

florín de oro, y declara que para ello se basa en reminiscencias procedentes de boca de Melanchthon y del burgomaestre de<br />

Gonstanza, f0más Blaurer. Hardenberg confunde, evidentemente, la visita de Rode a Wittenberg coa la de Lotero a Jena. Por<br />

esa y otras razones, Clemen, loc. czt., y Barge, op. cit., vol. II, p. 150, nota 8, niegan todo valor a ese dato. Véase también<br />

Carter Lindberg, "Karlstadt's Dialogue on the Lnrd's Supper [1524]", MQR, LIII (<strong>1979</strong>). 35-37.<br />

88 Ésta era tina tesis expuesta ya en 1520.

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