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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Licchtenstein y el pastor Hubmaier. Se organizó una gran dispula en la iglesia del Spital, cercana<br />

al castillo, y Hubmaier pronunció ante una congregación numerosa y alborotada un discurso<br />

sobre el derecho y la obligación que tiene el magistrado de emplear las medidas de fuerza, con<br />

las restricciones de una conciencia cristiana; y, en cuanto a la inminencia del Reino, argumentó<br />

que Jesús mismo había desaprobado cualquier intento de calcular el día y la hora.<br />

Los radicales quedaron insatisfechos; probablemente se reunieron una vez más en Bergen para<br />

examinar la situación, y decidieron esperar momentos más propicios. El anabaptismo de Moravia<br />

estaba a las puertas de su cisma definitivo. Pero antes de seguir el éxodo de los comunistas<br />

separatistas a Austerlitz, bajo la dirección de Wiedemann, necesitamos acompañar a Hubmaier<br />

en su martirio.<br />

c) El martirio de Hubmaier<br />

El 10 de marzo de 1528, menos de nueve meses después de haber firmado el prólogo de<br />

su tratado sobre la espada, fruto de la disputa de Nicoisburg, Hubmaier moría quemado en<br />

Vieria, por obra del archiduque Fernando.<br />

Los relatos de su aprehensión que han llegado a nosotros son contradictorios.547<br />

Fernando había sido elegido margrave de Moravia en octubre de 1526, y ya en julio del año<br />

siguiente había puesto los ojos en el nuevo centro de propaganda anabaptista y había exigido que<br />

se aprehendiera al capellán del príncipe de Licchtenstein, a causa del delito de sedición que<br />

anteriormente había cometido en Waídshut. Es muy posible que el anabaptista Licchtenstein se<br />

haya quedado sorprendido al saber que su protegido, ardiente defensor de la espada magisterial<br />

en la disputa de Nicoisburg, había tratado en un tiempo de anexar Waídshut a la Confederación<br />

suiza, aprovechando el estado de sublevación de los campesinos. Es difícil, sin embargo,<br />

imaginar que el rebautizado mecenas haya estado de acuerdo en la detención del sabio capellán.<br />

El hecho es que Hubmaier fue llevado a Viena para ser sometido a juicio como fugitivo de la<br />

justicia austríaca. En uno de los relatos se dice que un herrero lo remachó literalmente al carro en<br />

que se lo llevaron. Es posible que, pese a todo el valor que demostró en su defensa de la espada,<br />

Hubmaier haya hecho en realidad más concesiones a los radicales de las que Licchtenstein<br />

mismo hubiera podido aprobar. Hay que añadir que el capellán estuvo acompañado todo el<br />

tiempo por su fiel y valiente esposa.<br />

En la cárcel de Viena fue sometido a un primer interrogatorio, que se refirió casi por<br />

completo a la acusación de traición por la conducta que había tenido en Waídshut.548 Después<br />

se le llevó al castillo de Kreuzen-stein mientras en la capital del Austria citerior (Ensisheim) se<br />

reunían materiales para el proceso por traición.<br />

Aunque tal vez no constaba específicamente en la demanda original de Fernando al señor<br />

de Licchtenstein para la extradición de Hubmaier, es seguro que la acusación de herejía tuvo un<br />

papel tan importante como el del cargo de sedición. En todo caso, a Hubmaier se le ocurrió que<br />

podría mitigar las durezas de su cárcel haciendo un llamado a Juan Fa-ber, antiguo condiscípulo<br />

suyo y ahora vicario general del obispo de Constanza, para que se llevara a cabo un coloquio<br />

teológico. Faber se apresuró a presentarse en el castillo, preparado para argumentar únicamente a<br />

base de textos bíblicos (sola scriptura), y acompañado de otros dos teólogos católicos, uno de los<br />

547 Beck, Die Geschichts-Bücher der Wzedertäufer, pp. 52-53.<br />

548 <strong>La</strong> carta de Fernando de 22 de julio de 1527, que se refiere al primer interrogatorio^ está traducida en Vedder, op. cit., pp.<br />

222-223.

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