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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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más antigua que la de los judíos...; Abraham fue fiel y justo, lo cual quiere decir que fue cristiano<br />

antes de ser circuncidado.<br />

Por lo tanto, prosigue Schwenckfeld, todos "los santos padres... y patriarcas fueron<br />

cristianos, hijos y Amigos de Dios".1943<br />

En esta concepción, la amistad con Dios es algo anterior a las alianzas visibles y, por<br />

implicación, independiente de ellas, puesto que su base profunda es la acción del Cristo eterno, el<br />

Cristo que ayer, hoy y mañana es siempre el mismo (Schwenckfeld, Clemente Ziegler, Franck).<br />

Una idea distinta, pero muy relacionada con la anterior, es la del Libro de la Naturaleza, la<br />

cartilla de todos los creyentes, abierta a todas las almas deseosas de saber, dentro o fuera del<br />

cristianismo.<br />

Tal como lo exponían algunos de los radicales, muy especialmente Müntzer, Denck,<br />

Entfelder (cap. xi.2), Servet (cap. xxin.4), Hut, Schie-mer, Schlaffer y Ambrosio Spittelmaier<br />

(cap. vn.3 y 4), Franck, Marpeck y Stadler (cap. xxxn.l.b), este "evangelio de todas las creaturas"<br />

veía la totalidad de la creación o la naturaleza rebosante de emblemas divinos que instruían al<br />

hombre acerca de la universalidad del sufrimiento: todo sufrimiento tenía un propósito, todos los<br />

hombres eran aquí solidarios, y la creación entera estaba siempre gimiendo en dolores de parto.<br />

Así como el panadero amasa la harina, como el carretero dobla sus duelas, como el carnicero<br />

corta la carne de un animal, todo ello para el servicio del hombre, así Dios amasa, dobla y rompe<br />

al hombre por la ley y le impone una nueva forma por la gracia, todo para un servicio más alto,<br />

que es el de Dios mismo. Algunos de los predicadores radicales querían incluso dar al hombre<br />

común y corriente una enseñanza tomada directamente de la observación de las cosas naturales<br />

que lo rodeaban, a imitación de las llanas y simples parábolas de Cristo.<br />

<strong>La</strong> base bíblica de su "evangelio de todas las criaturas" no era sólo la ya mencionada<br />

expresión del evangelio de San Marcos, 16:15, "el evangelio aller Kreatur" (traducción alemana,<br />

en genitivo, de lo que en griego aparece en dativo), sino también un pasaje igualmente forzado<br />

de la epístola a los Colosenses, 1:23, y otro, mucho más claro y seguro, de la epístola a los<br />

Romanos, que habla de la visibilidad del Dios invisible en su creación. En el sentido especial del<br />

mensaje propedéutico de una creación universalmente sufriente, el "evangelio de todas las<br />

criaturas" les vino a los radicales por el conducto de los místicos, y de manera particular a través<br />

del Líber naturae sive creaturarum, escrito originalmente en español por el franciscano catalán<br />

Raimundo Sabunde, catedrático de la universidad de Toulouse. <strong>La</strong>s versiones latinas de esta obra<br />

solían intitularse simplemente Theologia naturalis. Se imprimió varias veces: se conocen, por<br />

ejemplo, ediciones de Deventer, 1484, de Estrasburgo, 1496, de Nuremberg, 1502, y de París,<br />

1509. Hacia el final de nuestro período, en 1569, apareció una traducción francesa, debida a la<br />

pluma de Miguel de Montaigne. Los radicales, mucho más sombríos que el gran ensayista<br />

francés o que el teólogo natural franciscano, se sintieron llevados a subrayar en el Libro de la<br />

Naturaleza la lección del sufrimiento. Se recordará, por ejemplo, que Müntzer, lector voraz, que<br />

no sólo conocía las obras de Juan Taulero y Enrique de Suso y otros autores místicos y<br />

visionarios, sino que también había leído el Corán, elaboró una progresión de tres escalones en la<br />

escuela de Cristo. El comienzo (Ankunft) de la fe era para él la percepción de la Palabra de Dios<br />

en la creación y en la Escritura como un todo, con su lección continua de sufrimiento, no<br />

purificativo, sino propedéutico, que culminaba en la experiencia del "Cristo amargo", en la<br />

naturaleza lo mismo que en el Calvario. Esta captación de la solidaridad y de la finalidad del<br />

sufrimiento en toda la creación llevaba, a través del movimiento (Bewegung) del Espíritu y a<br />

1943 Judicmm (1542), en CR, VIII, p. 197, líneas 33-38, y p. 198, líneas 1-7 y 28-29.

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