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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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matrimonios en que sólo uno de los cónyuges era creyente. En Emden se puso de manifiesto lo<br />

precario de la unidad ideológica de los anabaptistas: Adán Pastor y el anciano frisio Francisco de<br />

Kuyper, que habían venido apoyando a Menno contra los davidjoristas, se volvieron<br />

enérgicamente contra él. Adán Pastor sostuvo que Cristo no existió en cuanto Hijo de Dios con<br />

anterioridad a su venida al mundo, y que después de su encarnación no fue divino sino en el<br />

sentido de que Dios moraba en él.<br />

En la asamblea de Emden, los capitanes mennonitas de la "línea directa", reducidos ya<br />

virtualmente a Menno mismo ya Dietrich Philips, seguían esperando todavía que Adán volviera a<br />

ponerse de su lado. <strong>La</strong> discusión se reanudó en forma privada en Goch, cerca de Dusseldorf,<br />

donde Adán había predicado activamente y llevado a muchas personas al rebautismo. En Goch<br />

fue imposible cerrar los ojos al hecho de que Adán Pastor profesaba una cristología sumamente<br />

"aberrante". Dietrich Philips, con el asentimiento de Menno, se encargó de excomulgarlo en<br />

1547. Adán Pastor fue expulsado principalmente por sus ideas sobre Cristo y la Trinidad, pero<br />

también había resultado que, en cuestiones como la excomunión y la separación entre los fieles y<br />

el estado, era mucho menos riguroso que el grupo principal de los mennonitas.<br />

Incluso el celoso Dietrich Philips profesaba, por supuesto, una cristología "aberrante": en<br />

su doctrina, el Hijo venía a quedar subordinado al Padre, lo cual, sin que él se diera cuenta, lo<br />

hacía adoptar una posición an-ti-nicena respecto a la Trinidad. Se ve esto muy bien en su carta a<br />

Antonio de Colonia,1116 el cual se hallaba turbado por la controversia trinitaria que había<br />

estallado entre los mennonitas del Bajo Rin, controversia causada no sólo por la excomunión de<br />

Adán Pastor, sino también por las dificultades con que se habían topado recientemente algunos<br />

de los socios de Antonio en un debate, por lo demás no identificado, con ciertos "zwinglianos"<br />

(posiblemente la designación local de los calvinistas renanos) acerca de la doctrina de la<br />

Trinidad. Ahora bien, cuando examinamos la doctrina de la Trinidad según la entiende el hombre<br />

que agenció la excomunión de Adán Pastor, no tardamos en descubrir que afirma esa<br />

subordinación del Hijo al Padre (en cuanto Hijo, no en cuanto Palabra impersonal} que estaba<br />

implícita en toda la teología hofmannita.<br />

Un rasgo novedoso de la breve exposición de la doctrina trinitaria que hace Dietrich es su<br />

cita de un pasaje de la epístola a los Hebreos, 10:5, donde Cristo, el Hijo, en el momento de<br />

entrar en el mundo, se dirige al Padre eterno y le dice: "Me apropiaste cuerpo [antes de que el<br />

mundo existiera]". Dietrich relaciona este pasaje con otros del Nuevo Testamento (Juan, 1:1,<br />

Colosenses, 1:9, II Corintios, 5:19) y, dispuesto como está, en cuanto hofmannita, a hacer la<br />

ecuación entre Cristo (el Cristo preexistente) y el Hijo, convierte al Cristo Hijo en un<br />

subordinado del Padre (del Padre eterno, en la terminología nicena) por la razón de que Dios,<br />

Dios en cuanto Palabra, dio al Hijo su cuerpo. De lo cual deduce Dietrich que, si bien Cristo, el<br />

Hijo, con su alma divina y su cuerpo celestial, procede enteramente de Dios Padre y de la<br />

Palabra, con todo eso no puede ser llamado Dios en el sentido más pleno, puesto que Dios no<br />

conoce ni principio ni fin y Cristo, en cambio, o sea el Hijo, tuvo un principio cuando en cierto<br />

momento anterior a la creación recibió "de Palabra" su cuerpo celestial. Y aquí hace Dietrich una<br />

afirmación extraordinaria:<br />

Así, pues, el cuerpo de Cristo no puede ser considerado realmente como Dios; lo que no<br />

se puede negar es que en ese cuerpo [antes de la creación del mundo, y luego en forma visible<br />

1116 <strong>La</strong> carta, escrita entre 1547 y 1550, fue editada e interpretada por J. ten Dóomkaat Koolman, "Een onbekende brief van Dirk<br />

Philips", NAK, nueva sene, XUII (1959), 15-21.

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