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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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etractaran, con lo cual quedaron todos libres.996 El numeroso conventículo que al principio se<br />

reunía en Sorga, cerca de Hersfeid, fue descubierto en agosto del mismo año de 1533. Los<br />

nuevos prisioneros, a cuya cabeza se hallaba Juan Bott, no cedieron a persuasiones ni súplicas.<br />

Felipe, sin embargo, no pudo encontrar nada sedicioso en su actitud, excepto su tenaz<br />

separatismo, y todos ellos fueron expulsados en septiembre.997 Buscaron entonces asilo en<br />

Moravia. Los hutteritas los consideraron contagiados por el espiritualismo. Siguieron viviendo<br />

aparte, pues no quisieron aceptar de lleno la forma comunitaria de vida, pero se asociaron con los<br />

gabrielitas y con los seguidores de Plener (cap. xvi.l).<br />

Además del ya mencionado Pedro Riedemann, hubo otros emisarios hutteritas que se<br />

dedicaron con buena fortuna a reclutar peregrinos para las comunidades moravas. Los más<br />

notables fueron Jorge Zaunring (cap. xvi. 1) y Cristóbal Gschál.998<br />

Aunque algunas veces llegó Felipe a aprobar sentencias de muerte para los<br />

rematadamente obcecados, su método, como se ha visto, fue en general el de la persuasión y la<br />

discusión; sus sentencias de destierro no tenían un propósito vengativo, y las emigraciones se<br />

llevaban a cabo de manera ordenada. Esta política benévola y constructiva, que al mismo tiempo<br />

se hacía cada vez más agradable por las medidas que se iban tomando a favor de la reforma<br />

moral de la iglesia territorial, había dado ya frutos suficientemente sólidos para inducir a algunos<br />

de los magistrados menores de los territorios de la Alemania central a emular la benevolencia del<br />

landgrave. Pero el cariz cada vez peor que tomaban los acontecimientos de Münster, y la<br />

fascinación que el ejemplo de Münster ejerció en la fantasía de los separatistas y de los<br />

elementos inquietos de la población a lo largo y ancho del territorio de Hesse, sometieron esa<br />

política a una prueba imposible. Felipe estuvo en correspondencia con el obispo de Münster,<br />

Francisco de Waldeck, y con el ayuntamiento de la ciudad.999 Ya hemos visto a dos de sus<br />

teólogos conciliadores en Münster, tratando, en vano, de apaciguar la disputa existente entre los<br />

rothmannitas y los luteranos conservadores (cap. XIII. 1).<br />

Descontando a los distantes münsteritas, Felipe y los demás magistrados alemanes de las<br />

regiones centrales tuvieron que habérselas con un amplio surtido de sectarios excéntricos e<br />

incluso violentos, algunos de los cuales afirmaban ser anabaptistas. Ya hemos mencionado a otro<br />

propósito a los libertarios Tráumer de Hesse, que aparecieron en la región situada entre Gotha y<br />

Mühihausen (cap. vn.4). Hubo también un tal Juan Rómer, que anteriormente había peleado bajo<br />

las órdenes de Müntzer en la sublevación de los campesinos, y que después había sido convertido<br />

por Huí al anabaptismo. Acuciado por sus seguidores, empeñados en una revolución social, al<br />

mismo tiempo que acuciándolos él a ellos, Rómer había recurrido a la fuerza y en 1528 había<br />

lanzado un ataque contra las murallas de Erfurt.1000 Cerca de allí, en el territorio abacial de<br />

Fulda, había un profeta cuyos rebautizados secuaces, movidos por una especie de hipnosis<br />

colectiva, experimentaban curaciones milagrosas, glosolalia, contorsiones y otras<br />

manifestaciones de fervor fanático y contagioso, semejantes a los brotes pentecostales que en<br />

fecha anterior habían tenido lugar entre los anabaptistas de St. Gallen (cap. vi.2). En 1532, un<br />

grupo numerosode estos extremistas, resueltos a todo, se encerraron en una casa, la fortificaron,<br />

y resistieron un sitio que duró seis meses. Capturados finalmente, algunos de ellos fueron<br />

decapitados.1001<br />

996 Wappler, Thüringen, p. 101.<br />

997 Ibid., p. 102; Franz, Wiedertauferakten, núm. 28.<br />

998 Fran/,, Wirdertiiuferakten, núms. 5, 13a y 14a.<br />

999 Cornelius, op. cit., vol. II, p. 244 et passim.<br />

1000 Wappler, Thüringen, pp. 25-37; Oyer, "Central Germany", p. 227, nota 24.<br />

1001 Wappler, Thüringen, pp. 81-85; Oyer, "Central Germany", pp. 241ss. Sobre los Träumer

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