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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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factores religiosos, sociales y constitucionales de la misma índole remodelaron la estructura y el<br />

carácter de la cristiandad inglesa. Pero la guerra civil de Alemania fue un aborto.<br />

Los dos turbulentos años (1524-1525) de la gran Guerra de los Campesinos se pueden<br />

comparar también, en cuanto guerra civil -aunque no por su duración y magnitud-, con los treinta<br />

años de la guerra civil de los dinastas (1618-1648), otra época de gran potencial constitucional y<br />

religioso inherentemente significativo, pero que no llegó a realizarse. Esta otra guerra dentro del<br />

Imperio, más larga y más famosa, y que acabó por convertirlo en un caracol sonoro, resultó ser<br />

más importante porque se trabó entre los defensores de la <strong>Reforma</strong> Magisterial por un lado, y por<br />

otro los dinastas devotos, sostenidos por el celo de la Contrarreforma. Pero es evidente que sus<br />

resortes no fueron más religiosos que los de la anterior guerra civil de clases, o sea la que<br />

acabamos de contemplar. Y además, si la mal llamada Guerra de los Campesinos -los<br />

campesinos, después de todo, como mercenarios o como reclutas, predominaron en todas las<br />

guerras desde finales de la era feudal- hubiera triunfado, logrando sus objetivos constitucionales<br />

y religiosos, moderados en su origen, es posible que la segunda y aún más sangrienta Guerra de<br />

los Treinta Años nunca hubiera tenido lugar.<br />

En efecto, no sólo quedó empeorada a causa de su derrota la situación económica y<br />

política de los campesinos y de los artesanos, sino que también quedó destruido su entusiasmo<br />

por la <strong>Reforma</strong> luterana.<br />

En un principio, Lutero había tratado de promover un entendimiento con su Llamamiento<br />

a la paz: Réplica a los Doce Artículos de los campesinos de Suabia (19 de abril de 1525); pero<br />

tres semanas después, no bien se hubo dado cuenta de que los campesinos, especialmente los que<br />

vivían fuera de la alta Suabia, estaban poniendo en peligro su propio heroico programa -rescatar<br />

de la secularización papal el evangelio de Cristo- implicándolo, "egoístamente en una sedición<br />

campesina", los atacó con violencia en su libelo Contra las hordas de campesinos que roban y<br />

matan. Apoyándose en las palabras con que se refiere San Pablo (Gálatas, 2:4) a sus "falsos<br />

hermanos", Lutero caracterizaría en lo sucesivo a todos sus opositores evangélicos, aunque<br />

fueran tan diversos entre sí como Ulrico Zwinglio, Juaxk Agrícola y Gaspar Schwenckfeld, con<br />

una sola fórmula: hombres animados por el mismo espíritu demoníaco que había poseído a<br />

Carlstadt, a los,,,y profetas de Zwickau y a Müntzer, y que palpablemente se estaba manifestando<br />

en los sediciosos campesinos. Después de 1525, el luteranismo perdió algo de su carácter de<br />

movimiento pangermano del pueblo.158 En su mayor parte, los campesinos, hoscamente y a más<br />

no poder, accedieron a los arreglos que se hicieron para las nacientes iglesias territoriales,. Sin<br />

embargo, algunos de sus portavoces teológicamente preparados`~a hombres para los cuales el<br />

protestantismo había degenerado en un nuevo sistema de indulgencias, el de la salvación sola<br />

fide, profundamente desilusionados, acaudillaron a muchos en su abandono de la <strong>Reforma</strong><br />

Magisterial y en la formación de un nuevo movimiento, el anabaptismo. Con excepción de un<br />

solo esfuerzo, el anabaptismo, desde su origen, rehuirla? la acción militar y política y enderezaría<br />

sus energías constitucionales su idealismo bíblico a la formación de conventículos separados del<br />

estado, y cada uno con su propia disciplina.<br />

De esa manera quedó seriamente deteriorada la visión de la <strong>Reforma</strong> que en sus años<br />

mozos había tenido Lutero. En efecto, los vencedores; principales de la guerra civil fueron los<br />

príncipes, que, independiente-,; mente de su confesión religiosa, centralizaron su control en la<br />

jurisdicción civil y en la esfera religiosa, y bajo el lema cuius regio, eizes religio establecieron<br />

158 Sobre Lutero y su manera de estereotipar a sus diversos opositores, véase Edwards op. cit. Sobre la supervivencia (a pesar<br />

de todo) del carácter popular del luteranismo con posterioridad a 1525, véase Franz <strong>La</strong>u, "Der Bauernkrieg und das angebliche<br />

Ende der lutherischen <strong>Reforma</strong>tion als Volksbewegung", Luther jalarbuch, 1959, 109-134.

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