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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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la diestra de Dios, haciéndose así partícipe del poder divino. De esa manera Cristo, a pesar de<br />

que por su naturaleza fue un ser puramente humano, es también Dios, en el sentido de que Dios<br />

Todopoderoso, después de ¡a ascensión, le concedió el gobierno del mundo, en vindicación<br />

cósmica de la justicia de su Siervo Sufriente (Servus Patiens).<br />

Así, pues, si Cristo, aunque totalmente humano, puede ser llamado venís Deus, es porque<br />

el Padre compartió con él su poder después de la ascensión (Hechos de los Apóstoles, 13:33),<br />

asignándole en ese momento una divinidad adoptiva, como su co-regente en el gobierno del<br />

mundo. Socino ofrece así una solución monarquiana al problema de la unidad de la Divinidad, y<br />

con ella rechaza no sólo la solución (Mitológica nicena, sino también la solución física caledonia<br />

de la plena divinidad y la plena humanidad de Cristo, y asimismo la solución fisiológica de<br />

Servet y de otros que en la era de la <strong>Reforma</strong> sostuvieron la doctrina de la carne celestial de<br />

Cristo (cap. xi.2 y 3).1805<br />

A diferencia de Servet, Socino rio reconoce en Cristo dos naturalezas. Declara que la<br />

única naturaleza de Cristo procede de la Virgen María. En contra clel postulado de Calcedonia,<br />

argumenta que Cristo no habría confesado su ignorancia (Marcos, 13:32) si, gracias a una<br />

segunda naturaleza (la divina), hubiera sabido cuándo va a ser el Día de! Juicio. Apasionadamente<br />

interesado en la plena humanidad de Cristo, Socino abandona la doctrina de las dos<br />

naturalezas e insiste una y otra vez en su idea: lo propio de la naturaleza humana de Cristo es su<br />

altísimo grado de susceptibilidad a ser exaltada a la dignidad divina.1806 Por estar poseído de la<br />

dignidad, el oficio y el poder divinos del Padre, por eso Cristo, el Hijo ascendido, es merecedor<br />

de una adoración divina. Según se recordará, fue esta aseveración de Socino la que hizo que<br />

Blandrata lo considerara aliado suyo en su lucha contra la innovación litúrgica y doctrinal de<br />

Francisco David en Transilvania (cap. xxviii.3).<br />

<strong>La</strong> soteriología de Socino, tan característica, es el núcleo de su teología, que abarca todo<br />

el campo de la religión cristiana. En esta teología, el cristianismo se define como la manera<br />

divinamente revelada de alcanzar la vida eterna. Sosteniendo, como habían hecho Pomponazzi y<br />

los paduanos condenados en el Quinto Concilio de Letrán (cap. i.S.c), la mortalidad natural del<br />

hombre aparte completamente de cualquier castigo impuesto por su transgresión en el Paraíso,<br />

Socino considera a Cristo, el Segundo Adán, tan mortal como todos los demás hombres. Más<br />

aún: es fundamental, para su sistema, la demostración (a base de la Biblia) de que Cristo fue<br />

pasible y mortal, y por lo tanto plenamente humano, excepción hecha de su milagroso<br />

nacimiento. El nacimiento virginal no fue sino la primera de sus muchas credenciales ante la<br />

humanidad, pues la preparó para la revelación de su misión única, o sea su finalidad soteriológica.<br />

Así, pues, a diferencia de los exponentes de todas las formas de la doctrina de la<br />

redención que hasta ahora hemos encontrado,1807 Socino no recalca la muerte de Cristo como el<br />

momento decisivo de la obra de redención, sino 1) la resurrección de Cristo, como prenda de la<br />

futura salvación cíe sus hermanos en la consumación de los tiempos, y 2) la ascensión de Cristo<br />

y el otorgamiento que Dios le hizo del gobierno del mundo, en confirmación de la declaración<br />

profética del Antiguo Testamento, que dice que la disposición que prevalece en Dios es el amor<br />

y la benevolencia para con sus criaturas.<br />

1805 Cf. Dunin-Borkowski, "Untersuchungen", loc. cit., pp. 115-116.<br />

1806 Cf. I. A. Dorner, History of the Development of the Doctrine of the Person of Chnst, traducción inglesa de W. L. Alexander y<br />

D W. Simón, Edimburgo, 1870, Segunda parte, vol. II, pp. 249 ss. Véase también la parte dedicada a Socino en Hans Emil<br />

Weber, Refornuition, Orthodoxie und Rationalismus, Gütersloh, 1951.<br />

1807 <strong>La</strong> doctrina de la redención ha sido considerada en varios lugares del presente libro, comenzando con la de Juan de Valdés<br />

en el cap. 1.3.

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