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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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identificable con un documento anónimo que ha llegado hasta nosotros y en el cual, a lo largo de<br />

cuarenta y tres artículos, un teólogo de mentalidad reformista moderada refleja, de manera<br />

interesante, un conocimiento exacto del anabaptismo, por más que expresamente lo refute.<br />

Aprovechando una pausa entre dos interrogatorios, Renato-Fileno salió de Bolonia para<br />

hacer una visita a Roma y al lugar de su nacimiento, en Sicilia, pero fue detenido por la<br />

enfermedad en la ciudad de Módena (1540). Aquí también encontró un amplio apoyo, no sólo de<br />

parte de los letterati y del conde (el cual dijo de él que, "por su incomparable magnanimidad y<br />

amor", estaba "muy lejos de toda ambición personal y de todo afán de gloria"), sino también de<br />

parte del conventículo protestante local, que se había congregado antes de su llegada y cuyos<br />

dirigentes estaban en contacto epistolar con Bucer.1289 También se ganó el cariño de la gente<br />

del pueblo por un sermón en que instó a los frailes de Módena a socorrer a los campesinos de los<br />

alrededores, que pasaban por una época de mucha hambre.<br />

A pesar de esta popularidad local, Camilo fue aprehendido por órdenes del duque de<br />

Ferrara, el cual tuvo que ceder a la presión de los inquisidores dominicos de Bolonia. El proceso<br />

que se llevó a cabo en Ferrara a fines de 1540 dejó bien claro que Camilo Renato era un hereje<br />

en grado superlativo y un sedicioso, cuando no un pillo redomado, como decían algunos.<br />

<strong>La</strong>s nueve acusaciones lanzadas contra él en este proceso pueden agruparse bajo cuatro<br />

encabezados principales. No sólo sostenía Camilo, al igual que la mayor parte de los<br />

reformadores italianos, 1) que la fe debe fundarse exclusivamente en la Escritura, difundida<br />

mediante reuniones evangélicas dedicadas a la interpretación y a la discusión libres, y 2) que la<br />

salvación depende totalmente de la elección divina, sin que en este proceso tenga ningún papel<br />

meritorio el albedrío humano, sino también 3) que las almas de todos, justos y réprobos, dejan de<br />

existir en el momento en que muere el cuerpo y no hay para ellas morada alguna hasta el día de<br />

la resurrección de la carne y del Juicio Final, y, en consecuencia, 4) que todas las prácticas<br />

litúrgicas y penitenciales basadas en la supuesta existencia de un purgatorio lleno de pecadores y<br />

de una gloria llena de santos son no sólo un engaño religioso, sino también la ocasión de una<br />

intolerable explotación social por parte de los profesionales de la religión. Después de<br />

argumentar, como franciscano espiritual, que los monjes y frailes están obligados a dar más a los<br />

pobres que los cristianos que viven en el mundo, Camilo había venido a minar de hecho la base<br />

económica de muchas capillas y de no pocos conventos y monasterios al declarar<br />

categóricamente que las fundaciones destinadas a pagar la celebración de misas por los difuntos<br />

eran necias y que los votos pronunciados ante Dios y los santos dejaban de ser obligatorios una<br />

vez escuchado el evangelio verdaderamente liberador.<br />

Su teoría de la predestinación y de la esclavitud del albedrío en el negocio de la salvación<br />

y su doctrina de la muerte provisional del alma hasta el día de la resurrección (doctrina<br />

apostólica, según él) constituían, juntas, una espada extraordinariamente afilada y que Camilo<br />

había estado empuñando con aterradora habilidad, dejando hecho trizas todo el sistema<br />

eclesiástico de los merecimientos. Su Apología (1540), redactada entre las cuatro paredes de la<br />

cárcel, es quizá la más valerosa defensa que un hereje ha hecho de sí mismo ante la<br />

Inquisición.1290 Pero, bajo la presión inquisitorial, Camilo aceptó envainar la espada: hizo una<br />

abjuración detallada de sus doctrinas y prometió incluso revelar el nombre de todas las personas<br />

1289 Conrado Hubert, Scripta Anglicana, Basilea, 1577, pp. 687-689, publicó tres cartas de Bucer (de 17 de agosto, 10 de<br />

septiembre y 23 de diciembre de 1541) dirigidas a los hermanos italianos de Bolonia, de Módena y posiblemente de Lucca.<br />

1290 Véase Antonio Rotondó, "Atteggiamenti della vita morale italiana del Cinquecento: la pratica nicodemitica", Rivista Storica<br />

Italiana, LXXIX (1967), 1016-1017. <strong>La</strong> Apología puede leerse ahora en las Opere de Camilo, ed. cit., pp. 31-89.

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