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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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Ahora bien, amados hermanos, la hora de la venganza ha sonado ya. Dios ha exaltado al<br />

David prometido y lo ha armado para Id venganza y el castigo de Babilonia y sus moradores. Por<br />

consiguiente, amados hermanos, armaos para la batalla, no sólo con la humilde arma de los<br />

apóstoles, o sea el sufrimiento, sino también con la armadura magnífica de David, la de la<br />

venganza, para extirpar todo el poder de Babilonia y todas las instituciones de los ateos con la<br />

potencia y la ayuda de Dios... Dios, Señor de los señores, que ha determinado y predicho por<br />

boca de sus profetas todo esto desde el principio del mundo, despierte vuestro corazón con el<br />

poder de su espíritu y os dé armas, así como a todo su pueblo de Israel.862<br />

RESTITUCION Y VENGANZA POR MANO DE LOS "IMPÍOS"<br />

Irónicamente, lo que sugieren los títulos de los dos libros escritos a fines de 1534 por<br />

Bernardo Rothmann es el tremendo revés de la fortuna de la teocracia anabaptista. Un año<br />

después, en efecto, el obispo estaría reinstalado en Münster, y las fuerzas combinadas de<br />

protestantes y católicos estarían consumando su venganza contra el efímero reino.<br />

A fines de noviembre de 1534, un nuevo grupo de mensajeros se puso en camino a Frisia,<br />

Holanda, Brabante, Cleves, Jülich y Lieja, llevando insignias de identificación hechas de cobre<br />

(con el lema "El Verbo se hace carne") y gran número de folletos de índole polémica, entre ellos<br />

\aRestitu-^ ción de Rothmann, que acababa de salir de la imprenta, y provistos asimismo de<br />

dinero con que comprar víveres para Münster. Hacia Navidad regresó la mayoría, trayendo, al<br />

parecer, buena cantidad de provisiones.<br />

<strong>La</strong> víspera de Navidad salió de Münster una nueva brigada de mensaje-' ros, en particular<br />

Juan van Geelen y Enrique Cramer, con destino a Wesel y a Deventer respectivamente, guiados<br />

por los consejos de Enrique Graess, y llevando consigo el nuevo libro de Rothmann, su tratado<br />

De la venganza. Graess, convertido ya en agente al servicio del obispo, aseguraba haber<br />

escapado de la prisión por milagro de Dios, lo cual había acrecentado sobremanera el respeto con<br />

que se le veía. Su declaración de que el rescate no tardaría en llegar del exterior, particularmente<br />

de Wesel, Deventer y Amsterdam, dio nuevos ánimos a los ciudadanos e hizo que el rey Juan le<br />

tuviera más confianza y le comunicara sus secretos. Temeroso, sin embargo, de que lo<br />

traicionero de su conducta saliera muy pronto a la luz, Graess puso súbitamente fin a su estancia<br />

en Münster el 2 de enero de 1535 y corrió en pos de los emisarios salidos la víspera de Navidad,<br />

para levantar, según dijo, cuatro banderas blancas en los Países Bajos: las banderas de la justicia,<br />

que proclamarían el advenimiento del rey (salomónico) de Sión y guiarían a los miembros de la<br />

Alianza en su marcha a Münster. Los lugares de reunión debían ser Deventer, Ysenbroeck y Lim<br />

burgo. <strong>La</strong>s banderas debían ser desplegadas, una en Jülich, otra en algún lugar de Holanda o de><br />

Waterland, otra en la región de Limberg, entre Maastrichty Aquisgran,yla otra en Frisia, cerca de<br />

Groningen.863 EnAppingedam, cerca de Groningen, unas mil personas se congregaron bajo el ir<br />

ando del profeta extático Hermán Schoenmaker, que tenía pretensiones mesiánicas y quería pasar<br />

a cuchillo a todos los monjes, frailes y clérigos y a todos los funcionarios civiles. Pero<br />

Schoenmaker, con su excesivo fanatismo, echó a perder su propio movimiento particularista. En<br />

Münster, donde la situación era ya desesperada, el rey prometió salvación (eriósung) y<br />

reivindicación para el día de Pascua, y los habitantes cobraron nuevos ánimos.<br />

Entre tanto, sin embargo, había sido descubierta la traición de Enrique Graess. En Amsterdam,<br />

Juan van Geelen se esforzó en remediar el perjuicio, pero ya para entonces varios de los<br />

862 Van der Wrake, ed. Bouterweck, p. 80; ed. Fast, Der linke Flügel, p. 360; y cf. Stayer, "Rothmann", p. 192.<br />

863 Grosheide, "Verhooren en vonnissen", loc. cit-, p. 16.

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