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WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

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precepto de San Pablo (I Corintios, 7:10-15) de que no debía haber divorcio y de que un cónyuge<br />

creyente podía hacer santos a los hijos de un matrimonio mixto, y, sobre todo, el precepto de<br />

Jesús de que lo que Dios unió no debe ser separado por el hombre. Es verdad que Jesús, en la<br />

versión que da San Mateo (19:9) de este precepto, permitía el divorcio por causa de adulterio, y<br />

que San Pablo le concedía al cónyuge infiel la opción de separarse (I Corintios, 7:15) por causa,<br />

diríamos, de incompatibilidad espiritual. Pero los anabaptistas, en su esfuerzo de armonización,<br />

utilizando como precedente el pasaje de Esdras, 10:11-12, y recalcando en la relación conyugal<br />

todas las analogías posibles con la relación de Cristo y el alma creyente, se atrevieron a invertir<br />

la sentencia paulina y no sólo permitieron, sino que a menudo obligaron al cónyuge creyente,<br />

esto es, al anabaptista, a separarse del cónyuge infiel, y dijeron que la sentencia de Cristo se<br />

refería al adulterio espiritual.<br />

Por ejemplo, el quinto artículo de las resoluciones mennonitas de Wismar prescribe el<br />

divorcio en los casos de adulterio espiritual y legitima el rematrimonio en los de adulterio físico:<br />

Por lo que se refiere [al matrimonio entre] un creyente y un no creyente, si el no creyente<br />

desea separarse por razones que tienen que ver con la fe, entonces el creyente deberá<br />

comportarse honestamente, y no contraer nuevo matrimonio durante todo el tiempo que el no<br />

creyente permanezca sin hacer eso. Pero si el no creyente se casa por segunda vez, o comete<br />

adulterio, entonces el cónyuge creyente puede volver a casarse a su vez, no sin aconsejarse con<br />

los ancianos de la congregación.1170<br />

Menno Simons corrobora esta doctrina en su Instrucción sobre la excomunión (1558),<br />

donde retóricamente pregunta:<br />

¿Existe bajo el cielo algún ser humano, no importa quién, educado o no educado, joven o<br />

viejo, fuera o dentro de nuestra congregación, varón o hembra, capaz de demostrarnos con la<br />

Palabra de la verdad que el lazo del matrimonio espiritual, contraído con Cristo mediante la fe,<br />

puede ser menos importante que el lazo del matrimonio externo, contraído en la carne y entre<br />

humanos? . .. Ponderemos esto: ¿puede ser más alto el amor carnal que el amor espiritual? 1171<br />

Pedro Riedemann, hutterita, extiende igualmente la significación del adulterio desde el<br />

punto de vista teológico y desde el punto de vista ético en beneficio del marido:<br />

En los casos en que ... el varón ejecuta su parte, mientras que la mujer actúa por su lado y<br />

sin la aprobación marital, la mujer está transgrediendo su matrimonio y unión en las cosas chicas<br />

lo mismo que en las cosas grandes, y le está usurpando al marido su honra y su señorío. Si el<br />

varón le permite obrar así, está pecando con ella como Adán pecó con Eva cuando consintió en<br />

comer el fruto vedado, y ambos cayeron en la muerte, pues rompieron el matrimonio con su<br />

creador y desobedecieron su orden.1172<br />

Los Cinco Artículos hutteritas de 1547, redactados por Pedro Walpot, conceden un<br />

beneficio sensiblemente mayor a la esposa:<br />

1170 Menno, Wrítings, p. 1042.<br />

1171 Ibid., p. 970.<br />

1172 Riedemann, Account, trad. cit., pp. 101-102.

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