12.02.2018 Views

WILLIAMS, George H. (1979) La Reforma Radical, Harvard University, Massachusetts (1)

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

trampas, confeccionar y usar vestimentas presuntuosas y aceptar trabajos como el de vigías<br />

armados. <strong>La</strong> Disciplina, en resumen, traza el ideal de vida modesta, piadosa y severa de un grupo<br />

separado que vive en el seno de una sociedad hostil, y da normas al mismo tiempo para el<br />

sostenimiento interior y para la protección contra la contaminación de fuera.<br />

<strong>La</strong> culminación de la serie de disputas que a lo largo de los años se organizaron para<br />

atraer a los anabaptistas a la fe ortodoxa tuvo lugar en Frankenthal, en el Palatinado, en 1571.30<br />

Al igual que el debate de Pfed-dersheim de 1557, la disputa de Frankenthal fue dispuesta por el<br />

conde palatino, ahora Federico III (1559-1576). Federico, el primer príncipe alemán que abrazó<br />

el calvinismo, había estado tratando de llevar al mismo credo a todos sus subditos. En el caso de<br />

los luteranos y de los católicos anduvo con bastante buen éxito, pero los anabaptistas, naturalmente,<br />

se mostraron muy recalcitrantes. A imitación de su predecesor, Otón Enrique, el príncipe<br />

Federico estaba persuadido de que una disputa pública sería buena para todos y, además, lograría<br />

la conversión de los anabaptistas. Dio pruebas de una gran apertura de espíritu y de una<br />

extraordinaria equidad en todo lo relativo a la disputa. Tornó, por ejemplo, medidas para que<br />

todos los participantes tuvieran salvoconductos, incluyendo catorce días antes y después de la<br />

disputa, y para que todos gozaran gratuitamente de techo y comida durante las sesiones. Fueron<br />

invitados algunos predicadores extranjeros, y se permitió que hasta los presos tomaran parte en<br />

los debates, a condición de que se abstuvieran de predicar y de bautizar.<br />

Sin embargo, a pesar de todas las garantías que se dieron, fueron relativamente pocos los<br />

anabaptistas que asistieron a la disputa, pues temían que el participar en ella les acarrearía más<br />

tarde nuevas persecuciones. No asistieron en total más de quince anabaptistas, en su mayor parte<br />

hermanos "suizos". Según un informe, estuvieron presentes tres moravos (hutteritas). Los<br />

representantes palatinos se mostraron reservados, y el peso más importante de la discusión<br />

recayó en los hombros de Diebold Winter (de Weis-senburg, en Alsacia), que había asistido<br />

antes a la reunión de Pfedders-heim.31 De la prisión de la propia ciudad de Frankenthal fueron<br />

sacados dos hombres, Juan Rannich y Nicolás Simmerer, a quienes se sometió a repetidos<br />

interrogatorios antes de la iniciación de la disputa, a fin de extraerles declaraciones que pudieran<br />

utilizarse en la discusión pública, y también con la esperanza de descubrir divergencias.<br />

<strong>La</strong> confrontación duró diecinueve días, con exclusión de los domingos (del 28 de mayo al<br />

19 de junio), y hubo dos sesiones cada día. El elector dio muestra de su interés asistiendo a la<br />

sesión inaugural. Varias de las cuestiones debatidas eran familiares. Otras indicaban la nueva<br />

etapa en que se hallaban las relaciones entre anabaptistas y protestantes al cabo de cuatro<br />

decenios de coexistencia. Salió a relucir la antigua cuestión de la autoridad del Viejo Testamento<br />

en comparación con la del Nuevo. Los anabaptistas declararon que ellos daban la preferencia al<br />

Nuevo, aunque sin desdeñar lo que se dice en el Viejo. <strong>La</strong> segunda cuestión se refería a la<br />

doctrina de la Trinidad, que los anabaptistas afirmaron aceptar. En cuanto a la tercera cuestión,<br />

relativa a la carne celestial de Cristo, se negaron a declarar nada, explicando que carecían de<br />

información sobre tan sutil punto de doctrina.<br />

Acerca de la cuarta cuestión, la de si los niños nacen en el pecado original y son, según<br />

eso, merecedores de la muerte por su naturaleza misma, los hermanos admitieron el estado de<br />

pecado de los recién nacidos, pero se abstuvieron de decir nada en cuanto a su condenación. <strong>La</strong><br />

quinta cuestión se ocupaba del vital problema de la relación entre la iglesia del Antiguo<br />

Testamento y la del Nuevo.32 En la sexta cuestión, si la justificación le viene al cristiano por la<br />

fe o por las obras, los hermanos se manifestaron de acuerdo con los eclesiásticos magisteriales.<br />

En cuanto a la séptima, acerca de sería la sustancia del cuerpo actual, mientras que los<br />

anabaptistas creían que el cuerpo actual perecería definitivamente y sería sustituido por otro

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!