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Tratado De Derecho Penal - Parte General - Tomo III

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354 TWRÍA DEL DELITO<br />

que atienden a las motivaciones, pero que terminan transitando un camino<br />

paralelo al de las teorías de la voluntad, porque en último análisis, si el<br />

autor ha incluido el resultado concomitante en la decisión de la conducta<br />

habrá dolo y, si r,o lo ha hecho, habrá culpa.<br />

En verdad, así como las teorías de la representación y de la voluntad<br />

han perdido vigencia como debate doctrinario, algo parecido sucederá con<br />

las que, hijas de ellas, alimentan el debate sobre el dolo eventual --cuyos<br />

síntomas están ya claros en los últimos tiempos-, pues no puede explicarse<br />

unilateralmente, sino como representación de la posibilidad y aceptación<br />

de la posibilidad. Otro problema será el de determinarlo en cada caso<br />

.concreto (más procesal que penal), que finca en "las dificultades que<br />

plantea siempre el conocimiento de actitudes subjetivas" 241.<br />

Quizá este problema es el que ha llevado a Armin Kaufmann a enunciar<br />

hace algunos años su teoría de la "manifestación objetiva de la voluntad<br />

de evitación"242, a la que con razón observa Jescheck 243 que esa<br />

manifestación es sólo un indicio de la actitud interior del autor. Lo decisivo<br />

no es que el autor no haya manifestado objetivamente su voluntad de evitación,<br />

porque ésta pudo faltar en razón de haber considerado la posibilidad<br />

con ligereza y creído seriamente en una salida244. Si bien tiene razón Jescheck,<br />

estimamos que la teoría de Kavfmann puede tener interesante valor<br />

en el derecho procesal, siendo una hipótesis digna de transitar más detenidamente<br />

en ese campo, que es al que se nos ocurre que se van derivando<br />

las mayores dificultades del dolo eventual.<br />

La circunstancia de que se denomine al dolo eventual también<br />

"dolo condicionado", no debe llevarnos a confundir la incertidumbre<br />

del autor en cuanto a la producción de un resultado concomitante,<br />

con la incertidumbre del mismo en cuanto a la finalidad<br />

de su conducta. Esta última existe cuando todavía no se ha decidido<br />

qué se va a hacer; en ese caso no hay aún dolo 245. El sujeto que<br />

saca su arma sin haber decidido si lo hace para disparar o para<br />

amedrentar con la mera exhibición, aún no actúa con dolo 246.<br />

Digamos sintéticamente que:<br />

1) El dolo puede ser directo y euentud;<br />

2) El dolo directo es: a) de primer grado, cuando el resultado<br />

241 CURY, ENRIQUE, Contribución al debate acerca del dolo euentd, en<br />

NPP, 1975, 4, no 6, pp. 149 y SS. (156).<br />

2e KAUFMANN, ARMIN, <strong>De</strong>r dolus euentuolis irn <strong>De</strong>liktsaufbau, en ZStW 70,<br />

1958, pp. 73 y SS. (traducción de Moisés Moreno Hernández en RJV, 1973, 3,<br />

pp 5 y SS.).<br />

243 JESCI~E

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