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Tratado De Derecho Penal - Parte General - Tomo III

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sidera muerto aun cuando no haya cesado la actividad circulatoria espontánea,<br />

puesto que la función cerebral no abarca la del bulbo (de allf<br />

la diferencia entre muerte cerebral y muerte encefálica). Al respecto,<br />

dice Yungano con toda claridad: "Serio reparo merece la solución de<br />

este artículo. En primer término, del texto de la ley se des,prende la posibilidad<br />

de dos tipos de muerte; una de ellas, a los fines de aquella, tendrá<br />

en consideración 'el cese total e irreversible de las funciones cerebrales';<br />

sin embargo, no en el cerebro, sino en el bulbo, se encuentran los<br />

centros respiratorios y cardíaco. <strong>De</strong> este modo, fácil resulta concluir que<br />

un trazado electro-encéfalo-gráfico que no registra actividad cerebral no<br />

indica, necesa~iamente, la muerte de una persona, pues pueden mantenerse<br />

las funciones respiratorias y cardíacas; o sea que de acuerdo con el<br />

texto legal podría extraerse un Órgano cuando todavía el corazón está<br />

latiendo, solución que no compartimos" 208b's.<br />

Samson plantea el caso del médico que detiene el reanimador artificial<br />

colocado al paciente. La tesis mayoritariamente sostenida es que<br />

ningún médico está obligado a medidas que prolonguen insignificant*<br />

mente la vida del pacienteZOO, resultando así que, cuando el médico omite<br />

medidas a las que no está obligado, se excluye la responsabilidad penal.<br />

No obstante, Samson observa que la cuestión se complica, porque el<br />

médico que quita el reanimador, con su conducta causa la muerte del<br />

paciente 210. En nuestra ley el problema tendría otra solución: si entendemos<br />

que el art. 21 de la ley 21.541 considera que la muerte tiene<br />

lugar cuando se ha producido la muerte encefálica, lo que importa es"<br />

el cese de la función circulatoria espontánsa, y, si la circulación se<br />

detiene al quitar el reanimador, eso significaría que la espontaneidad<br />

de la circuleción ya había cesado y, por ende, el sujeto ya estaba muerto.<br />

Si bien la interpretación de la expresión "funciones cerebrales"<br />

como "funciones encefálicas" puede presentar dificultades por extensiva<br />

y hasta analógica, no queda otra solución que aceptar esta sinonimia,<br />

porque lo contrario implicaría admitir que la ley crea una causa de justificación<br />

para una conducta homicida, lo que también puede ser inconstitucional,<br />

por no garantizar suficientemente el derecho a la vida, argumento<br />

que empleó el Tribunal Constibcional Alemzln para declarar la<br />

inconstitucionalidad de la ley que desincriminaba el aborto durante el<br />

primer tiempo del embarazo 211.<br />

<strong>De</strong> toda forma, creemos que este art. 21 de la desafortunada<br />

ley que conaentamos nos lleva a un callejh sin salida: si lo entendemos<br />

en su sentido literal, es inconstitucional porque no garantiza<br />

suficientemente la vida, desde que crea un concepto de muerte<br />

208 bis YUNGANO, ARW RICARDO, La Ley 21.541 de trasplantes de 67-<br />

ganos humanos, Buenos Aires, 1979, pp. 23-24; también VALERGA ARÁW<br />

JORGE E., en LL, 20-XI-1980.<br />

209 Cfr. BOCKELMANN, Strafrecht des Arztes, p. 114.<br />

210 SAMSON, ERICH, Begehung und Unterlassung, en "Fest. f. Welzel",<br />

Berlin, 1974, pp. 579 y ss.<br />

V. Bundesverfassungsgericht, Entscheidungen, 1975, 573 y SS.

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