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James Joyce

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104<br />

-Todos hemos pasado por eso, dijo Martín Cunningham decididamente.<br />

Sus ojos se encontraron con los de Mr. Bloom. Se acarició la barba y añadió:<br />

-Bueno, casi todos.<br />

Mr. Bloom empezó a hablar con apremio repentino a las caras de sus compañeros.<br />

-Hay una muy buena que se cuenta por ahí de Reuben J. y el hijo.<br />

-¿La del barquero? preguntó Mr. Power.<br />

-Sí. ¿Verdad que es muy buena?<br />

-¿De qué va? preguntó Mr. Dedalus. Yo no la he oído.<br />

-Había una chica de por medio, empezó Mr. Bloom, y él dispuso enviarlo a la Isla<br />

de Man para ponerlo en lugar seguro pero cuando iban los dos ...<br />

-¿Qué? preguntó Mr. Dedalus. ¿Ese jodido truhán reconocido?<br />

-Sí, dijo Mr. Bloom. Iban los dos camino del barco y trató de ahogarse....<br />

-¡De ahogarse Barrabás! exclamó Mr. Dedalus. ¡Por Cristo que ojalá lo hubiera<br />

hecho!<br />

Mr. Power lanzó una larga risotada por las narices cubiertas con las manos.<br />

-No, dijo Mr. Bloom, el hijo en persona....<br />

Martin Cunningham le desbarató su discurso groseramente:<br />

-Reuben J. y su hijo ahuecaban el ala muelle abajo junto al río camino del barco<br />

de la Isla de Man y el barbilampiño se suelta repentinamente y por encima del muro<br />

que se tiró en el Liffey.<br />

-¡Válgame Dios! profirió Mr. Dedalus con espanto. ¿Murió?<br />

-¡Muerto! exclamó Martin Cunningham. ¡Qué va! Un barquero cogió un bichero y<br />

lo pescó por la culera de los calzones y lo elevó hasta el padre en el muelle más<br />

muerto que vivo. Media ciudad estaba allí.<br />

-Sí, dijo Mr. Bloom. Pero lo más gracioso es que....<br />

-Y Reuben J., dijo Martin Cunningham, le dio un florín al batelero por salvarle la<br />

vida a su hijo.<br />

Un suspiro sofocado salió de debajo de la mano de Mr. Power.<br />

-Sí, sí, así lo hizo, afirmó Martin Cunningham. Como un héroe. Un florín de plata.<br />

-¿A que es muy buena? dijo Mr. Bloom insistentemente.<br />

-Un chelín y ocho peniques de más, dijo Mr. Dedalus secamente.

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