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James Joyce

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366<br />

Dan el parchista allá en Island Bridge que le vendió dos veces los mismos caballos<br />

al gobierno para la guerra de los bóers. El viejo Quequé. Llamaba por lo de la<br />

contribución del agua y de los pobres, Mr. Boylan. ¿El qué? La contribución del<br />

agua, Mr. Boylan. ¿Qué qué? Ese bravucón se la va a trajinar, te lo digo yo. Ándate<br />

listo Calixto.<br />

Orgullo del monte rocoso de Calpe, de pelo azabache la hija de Tweedy. Allí<br />

creció ella en belleza sin par donde el níspero del Japón y el almendro perfuman el<br />

aire. Los jardines de la Alameda conocieron su paso: la conocían los olivos y ante<br />

ella se inclinaban. La casta esposa de Leopold es ella: Manon la de pechos pródigos.<br />

Y hete aquí que allá entró uno de los del clan de los O'Molloys, un joven héroe<br />

gallardo de cara blanca empero un tanto rubicundo, de su majestad consejero en<br />

leyes letrado, y con él el príncipe y heredero del noble linaje de los Lamberts.<br />

-Hola, Ned.<br />

-Hola, Álf.<br />

-Hola, Jack.<br />

-Hola, Joe.<br />

-Dios te guarde, dice el paisano.<br />

-Que a todos os guarde, dice J. J. ¿Qué va a ser, Ned?<br />

-Media, dice Ned.<br />

De modo que J. J. pidió una ronda.<br />

-¿Has estado por el juzgado? dice Joe.<br />

-Sí, dice J. J. Lo arreglará, Ned, dice él.<br />

-Espero, dice Ned.<br />

Bueno ¿qué tramaban esos dos? J. J. sacándole de la lista del jurado de acusación<br />

y el otro arrimándole el hombro. Con su nombre en la lista de morosos, en la de<br />

Stubbs. Jugando a las cartas, alternando con cursis de los de monóculo en el ojo,<br />

soplando champán y él mientras anegado en mandamientos judiciales y órdenes de<br />

embargo. Empeñando el reloj de oro en Cummins en Francis Street donde nadie le<br />

reconociera en el despacho particular cuando estaba yo con Picha rescatando sus<br />

botas del monte de piedad. ¿Cómo se llama, señor? Peña, dice él. Sí, y empeñado.<br />

Ostras, un día de éstos acaba mal, me parece a mí.

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