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James Joyce

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Y arriba con la pinta a remojar el gañote.<br />

-Ya conocemos a esos meapilas, dice él, sermoneándote y atracándote. ¿Qué me<br />

contáis del santurrón de Cromwell y sus tropas que pasaron a espada a las mujeres y<br />

niños de Crogheda con las palabras de la biblia Dios es amor pegadas alrededor de<br />

las bocas del cañón? ¡La biblia! ¿Han leído esa pulla en el UnitedIrishman de hoy<br />

sobre el jefe zulú que visita ahora Inglaterra?<br />

-¿Cómo es? dice Joe.<br />

De modo que el paisano tira de su follón de papeles y empieza a leer en alto:<br />

-Una delegación de los magnates más importantes del algodón de Manchester fue<br />

presentada ayer a Su Majestad el Alaki de Abeakuta por el Bastón de Oro Real,<br />

Lord Pisa de Pisa Huevos, para ofrecer a Su Majestad el testimonio más sincero de<br />

agradecimiento de los comerciantes británicos por las facilidades otorgadas en sus<br />

dominios. La delegación asistió a un almuerzo concluido el cual el oscuro<br />

potentado, en el transcurso de una feliz alocución, libremente traducida por el<br />

capellán británico, el reverendo Ananías Quieradios Huesospelados, ofreció su<br />

testimonio de agradecimiento más encarecido al Massa Pisa y resaltó las cordiales<br />

relaciones existentes entre Abeakuta y el imperio británico, manifestando que<br />

estimaba como una de sus más preciadas pertenencias la biblia iluminada, el libro<br />

de la palabra de Dios y el secreto de la grandiosidad de Inglaterra, graciosamente<br />

ofrecida por la mujer jefe blanca, la gran guaracha Victoria, con una ded icatoria<br />

personal de la augusta mano de la Donante Real. El Alaki luego bebió un velicomen<br />

de agua de fuego de excelente calidad al brindis de Blanco y Negro en la calavera de<br />

su predecesor inmediato en la dinastía Kakachakachak, apodada de las Cuarenta<br />

Verrugas, a continuación de lo cual visitó la factoría más importante de<br />

Algodonópolis y estampó sus huellas en el libro de visitas, ejecutando subsiguiente-<br />

mente una antigua y encantadora danza de guerra abeakútica, en el transcurso de la<br />

cual se tragó varios cuchillos y tenedores, en medio de los hilarantes aplausos de las<br />

operarias.<br />

-Mujer viuda, dice Ned. Yo no dudaría de ella. A saber si hizo el mismo uso de la<br />

biblia que yo haría.

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