28.04.2013 Views

James Joyce

James Joyce

James Joyce

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

432<br />

embargo les gusta. Las anclas levadas. Allá que larga velas con un escapulario o una<br />

medalla puesta para darle suerte. Bueno. Y las filacterias no cómo es como lo<br />

llaman que el padre del pobre papá tenía en su puerta para tocarlo. Eso nos sacó de<br />

la tierra de Egipto y nos llevó a la casa de servidumbre. Algo en todas esas supersti-<br />

ciones porque cuando sales nunca sabes qué peligros. Agarrado a un tablón o a<br />

horcajadas sobre un madero para escapar con vida, el salvavidas puesto, tragando<br />

agua salada, y ahí acaba el finado hasta que los tiburones le echan mano. ¿Se<br />

marean alguna vez los peces?<br />

Luego llega una hermosa calma sin una nube, mar apacible, plácido, la tripulación<br />

y el cargo hechos añicos, el fondo del mar, la luna asomándose tan placentera. No<br />

tengo la culpa, compadre.<br />

Una última carcasa solitaria serpenteó por el cielo desde la feria del Mirus para<br />

recoger fondos para el hospital Mercer y estalló, deshaciéndose, y derramó un<br />

racimo de estrellas violetas menos una blanca. Flotaron, cayeron: se desvanecieron.<br />

La hora del pastor: la hora del aprisco: la hora del encuentro. De casa en casa, dando<br />

su siemprebienvenida doble llamada, iba el cartero de las nueve, su lámpara de<br />

luciérnaga en el cinto reluciendo de aquí para allá por hileras de laureles. Y entre los<br />

cinco árboles jóvenes un botafuego izado encendía la farola en Leahy's Terrace. Por<br />

cortinas de ventanas iluminadas, por jardines iguales una voz aguda iba gritando,<br />

clamando: ¡Evening Telegraph, última tirada! ¡Resultados de las carreras de la<br />

Copa de Oro! y por la puerta de la casa de Dignam un niño salía corriendo y<br />

llamaba. Agitándose el murciélago volaba para acá, volaba para allá. A lo lejos<br />

sobre las arenas, subían las rompientes arrastrándose, grises. Howth entraba en<br />

sopor, fatigado de los días largos, de los mmnmmn rododendros (era viejo) y sentía<br />

complacido la brisa de la noche alzarse, rizar la piel de helechos. Estaba tendido<br />

pero abrió un ojo rojo, profunda y lentamente respirando, en sopor pero despierto. Y<br />

lejos en los bajíos de Kish el barco-faro anclado cintilaba, guiñaba a Mr. Bloom.<br />

La vida que esos tipos de ahí tienen que llevar, clavados en el mismo sitio. La<br />

comisión de Faros Irlandeses. La penitencia por sus pecados. Los guardacostas<br />

también. Cohetes y guindola y bote salvavidas. El día que nos fuimos en crucero de<br />

placer en el Erin's King, y les arrojamos un saco de periodicos viejos. Osos en el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!