28.04.2013 Views

James Joyce

James Joyce

James Joyce

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

448<br />

por la que no habíase enfrontado a tomar los votos de fraile y él contestóle que<br />

obediencia en el vientre materno, castidad en la tumba aunque pobreza involuntaria<br />

todos los días de su vida. Maese Lenehan a esto arguyó que había oído de esas<br />

hazañas nefarias y de cómo, según las había oído contar, él había empañado la<br />

hermosura de azucena de la virtud de una confiada doncella lo que era corrupción<br />

de menores y todos ellos manifestáronse también sobre lo mismo, poniéndose<br />

alegres y brindando por su paternidad. Pero él dijo muy rectamente que era<br />

completamente lo opuesto a sus suposiciones porque él era el hijo eterno y por<br />

siempre virgen. Fue por ello que el jolgorio creció en ellos todavía más y le<br />

refirieron su curioso rito de casorio para el desvestimiento y desvirgamiento de las<br />

esposas, como los sacerdotes solían hacer en la isla de Madagascar, ella debía ir<br />

ataviada de blanco y de color azafrán, el novio de blanco y grana, con cremación de<br />

nardos y cirios, sobre un tálamo nupcial mientras los clérigos cantaban los kyries y<br />

la antífona Ut novetur sexus omnis corporis mystenum hasta que ella era allí<br />

desflorada. Ofrecióles luego una grandemente admirable mínima blanca de himeneo<br />

compuesta por esos refinados poetas Maese John Fletcher y Maese Francis<br />

Beaumont que se halla en su Tragedia de la doncella que fuera escrita para un<br />

parecido apareamiento de amantes: Ahecho, al lecho, era su bordón para que fuera<br />

tocado con armonía acompañable en los virginales. Un dulce exquisito epitalamio<br />

de la más molificante persuasión para jovenes amatorios a los que los hachones<br />

odoríferos de los paraninfos han escoltado al proscenio cuadrupedal de la comunión<br />

connubial. Y muy bien que se conocieron, dijo Maese Dixon, gasajado, pero, oíd,<br />

joven caballero, no sería mejor llamarles la Novia de Monte Venus y el Incasto por-<br />

que, a fe mía, de una tal mestura mucho podríase correr. El joven Stephen dijo que<br />

en verdad así era si su recordación no le engañaba ellos no tenían más que una única<br />

furcia para ellos dos y ella del lupanar sabiendo cómo manejárselas en el comercio<br />

amoroso pues la vida se vivía a tope en aquellos tiempos y la condición de la nación<br />

la aprobaba. Amor más grande que ése, dijo él, ningún hombre tiene como no sea la<br />

entrega de su mujer a su amigo. Haz como vieres. Así, o para los efectos en palabras<br />

semejantes, habla Zaratustra, antiguo «regius professor» de Jodología Francesa en la<br />

universidad de Rabodetoro ni jamás respiró allí hombre alguno al que la humanidad

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!