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James Joyce

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255<br />

Don Juan Conmee caminaba y se movía en tiempos de antaño. Era humanitario y<br />

enaltecido además. En la mente portaba secretos confesados y sonreía a caras nobles<br />

sonrientes en salones encerados, techados con rebosantes racimos de fintas. Y las<br />

manos de una novia y de un novio, noble con noble, fueron trabadas por Don Juan<br />

Conmee.<br />

Hacía un día adorable.<br />

La portalada de un campo le mostraba al Padre Conmee un vasto espacio de coles,<br />

que le hacían reverencias con anchas hojas arranadas. El cielo le mostraba un hato<br />

de nubecillas blancas cayendo lentamente con el viento. Moutonner, decían los<br />

franceses. Palabra precisa y entrañable.<br />

El Padre Conmee, leyendo los oficios, contempló un hato de aborregadas nubes<br />

sobre Rathcoffey. Le cosquillaba los tobillos finamente calcetados el rastrojo del<br />

campo de Clongowes. Paseaba por allí, leyendo al atardecer, y oía el bullicio de las<br />

filas de niños en sus juegos, bullicio juvenil en el tranquilo atardecer. Él era su<br />

rector: su reinado era apacible.<br />

El Padre Conmee se quitó los guantes y sacó el breviario de cantos rojos. Un<br />

registro marfil le señalaba la página.<br />

Nonas. Debería haberlas leído antes del almuerzo. Pero Lady Maxwell había<br />

venido.<br />

El Padre Conmee leyó para sí el Pater y el Ave y se santiguó. Deus in adiutorium.<br />

Caminó calmosamente y leyó mudamente las nonas, caminando y leyendo hasta<br />

llegar a Res en Beati immaculati:<br />

Principium verborum tuorum veritas: in eternum omnia iudicia iustitias tuae.<br />

Un joven ruborizado salió por el hueco de un seto y tras él venía una joven con<br />

unas margaritas silvestres cabeceando en la mano. El joven se quitó la gorra<br />

precipitadamente: la joven se inclinó con precipitación y con sumo cuidado se<br />

desprendió de la falda liviana una brizna pegada.<br />

El Padre Conmee los bendijo a ambos gravemente y pasó una fina página de su<br />

breviario. Sin:<br />

-Principes persecuti sunt me gratis: et a verbis tuis formidavit cor meum.

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