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James Joyce

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296<br />

Ahí estaba, dijo Miss Douce, irguiendo su cabeza de bronce tres cuartos,<br />

encogiendo las aletas de la nariz. ¡Uf!. ¡Ufl<br />

Carcajada penetrante brotó de la garganta de Miss Kennedy. Miss Douce resopló<br />

y bufó por las narices que se estremecían impertintnt como hocico en rastreo.<br />

-¡Ay! gritando, Miss Kennedy exclamó. ¿Quién se puede olvidar de sus ojos<br />

saltones?<br />

Miss Douce repicó con profunda risa de bronce, gritando:<br />

-¡Ni del otro ojo!<br />

Cuyobloo ojo oscuro leía el nombre de Aaron Higatner. ¿Por qué pienso siempre<br />

en Higanero? Higando higos, supongo. Y el nombre hugonote de Prosper Loré. Por<br />

las vírgenes benditas de Bassi pasaron los ojos oscuros de Bloom. Azultogada,<br />

blanco debajo, ampárame. Dios creen que es: o diosa. Aquellas que hoy. No pude<br />

ver. Aquel hombre hablaba. Un estudiante. Después con el hijo de Dedalus. Podía<br />

ser Mulligan. Todas vírgenes seductoras. Cautiva a esos tipos disolutos: el blanco.<br />

Por delante pasaron sus ojos. Las delicias del pecado. Deliciosas son las delicias.<br />

Del pecado.<br />

En un repiqueteo de risitas se mezclaron jóvenes voces bronceoro, Douce con<br />

Kennedy el otro ojo. Echaron jóvenes cabezas atrás, bronce nsitadoro, para dejar<br />

librevolar sus risas, chillando, el otro, señales la una a la otra, notas altas afiladas.<br />

Ah, resoplando, suspirando, suspirando, ah, exhaustas, su alegría fue apagándose.<br />

Miss Kennedy acercó los labios a la taza de nuevo, la alzó, bebió un sorbo y<br />

nsitimó. Miss Douce, inclinándose sobre la bandeja del té, encogió de nuevo la nariz<br />

y giró ojos jocosos cebados. De nuevo Kennyrisitas, agachándose, los rubios<br />

pináculos de su pelo, agachándose, la peina de carey a la vista, espurreó de la boca<br />

el té, atragantándose con el té y las risas, tosiendo atragantada, exclamando:<br />

-¡Ay! ¡Ojos pringosos! ¡Imagínate casada con un hombre como ése! exclamaba.<br />

¡Con su poquito de barba! Douce se desahogó con un grito espléndido, grito impe-<br />

tuoso de mujer impetuosa, deleite, gozo, indignación.<br />

-¡Casada con el narizotas pringoso! gritó.<br />

Penetrante, con risa profunda, detrás, oro tras bronce, insistió cada una a cada una<br />

con repiqueteo tras repiqueteo, resonando por tumos, broncioro, oribronce,

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