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James Joyce

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206<br />

¡Pobre hombre! Casi un niño. Terrible. Verdaderamente terrible. ¿Qué sueños<br />

habrá de tener al no ver? La vida un sueño para él. ¿Dónde está la justicia de haber<br />

nacido así? Todas esas mujeres y niños en la excursión de placer quemados y<br />

ahogados en Nueva York. Holocausto. La llaman karma a esa transmigración por<br />

los pecados que cometiste en una vida pasada la reencarnación meten si acaso. Ay,<br />

señor, señor, señor. Qué pena, claro: pero de todas formas no se lo traga uno de<br />

ninguna manera.<br />

Sir Fredenck Falkiner entrando en la logia masónica. Solemne como Troy.<br />

Después de un buen almuerzo en Earlsfort Terrace. Viejos amigotes legistas<br />

descorchando una de litro y medio. Chismes de tribunales y de sesiones y anales del<br />

colegio Bluecoat de hijos de papá. Lo sentencié a diez años. Supongo que haría un<br />

mohín de desprecio a esa cosa que yo he bebido. Vino de reserva para ellos, el año<br />

rotulado en la botella polvorienta. Tiene ideas propias sobre la justicia cuando está<br />

en el juzgado de instrucción. Viejo bienintencionado. Los pliegos de cargos de la<br />

policía atiborrados de casos que saca su porcentaje en la manufactura del delito. Los<br />

manda a tomar viento fresco. Un diablo con los prestamistas. Le echó a Reuben J.<br />

un buen rapapolvos. Ahora que ése es lo que se dice un perro judío. El poder que<br />

tienen esos jueces. Viejos borrachines malhumorados con pelucas. Polvorillas. Y<br />

que el Señor se apiade de tu alma.<br />

Caramba, un cartel. La feria del Mirus. Su Excelencia el virrey de Irlanda.<br />

Dieciséis. Es hoy. Para recaudar fondos para el hospital Mercer. Se estrenó el<br />

Mesías para lo mismo. Sí. Handel. Y si me fuera para allá: Ballsbndge. Podría<br />

hacerle una visita a Yaves. Inútil pegarme a él como una lapa. Dejaría de ser<br />

bienvenido. Seguro que conozco a alguien en la puerta.<br />

Mr. Bloom llegó a Kildare Street. Primero tengo que. Biblioteca.<br />

Canotié al sol. Zapatos de color canela. Pantalones con vueltas. Es él. Es él.<br />

El corazón le palpitó suavemente. A la derecha. Museo. Diosas. Se desvió<br />

bruscamente a la derecha.<br />

¿Es él? Casi seguro. No miraré. Se me nota el vino en la cara. ¿Por qué bebí?<br />

Demasiado cabezón. Sí, es él. Los andares. No ver. Sigamos.

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