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James Joyce

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217<br />

Una figura alta vestida con tosco traje barbada, surgió de la sombra y descubrió su<br />

reloj cooperativo.<br />

-Me temo que me esperan en el Homestead ¿Onde se anda? Suelo utilizable.<br />

-¿Se marcha? preguntaron las activas cejas de John Eglinton. ¿Le veremos en casa<br />

de Moore esta noche? Viene Piper.<br />

-¡Piper! pió Mr. Best. ¿Ha vuelto Piper?<br />

Peter Piper picó un picón con pica de pique piquero.<br />

-No sé si podré. Jueves. Tenemos nuestra reunión. Si me puedo salir a tiempo.<br />

Yoguilotiforme en las habitaciones de Dawson. Isis al descubierto. Su libro pali<br />

que intentamos empeñar. Piernas cruzadas bajo un quitaguas parasol él entrona un<br />

logos azteca, funcionando en niveles astrales, sus superalmas, mahamahatma. Los<br />

fieles hermetistas esperan la luz, maduros para el tirocinio búdico, haciendo corro a<br />

su alrededor. Louis H. Victory. T. Caulfield Irwin. Damas del loto dispuestas a una<br />

señal de sus ojos, sus glándulas pineales encendidas. Lleno de su dios, él entrona,<br />

Buda bajo la plantaina. Embaulador de almas, embaucador. Masculinas almas,<br />

femeninas almas, tropeles de almas. Embauladas con quejumbrosos llantos<br />

tronantes, giradas, girando, se lamentan.<br />

En trivialidad quintaesencial<br />

Durante años en esta caja carnal un alma femenina habitó.<br />

-Dicen que hemos de tener una sorpresa literaria, dijo el bibliotecario cuáquero,<br />

amistosamente y en serio. Mr. Russell, corre el rumor, está recopilando una hacina<br />

de versos de nuestros poetas más jóvenes. Todos la esperamos ansiosamente.<br />

Ansiosamente miró en el cono de luz de la lámpara donde tres caras, iluminadas,<br />

relucían.<br />

Mira esto. Recuerda.<br />

Stephen bajó la mirada a un ancho güito acéfalo, colgado del puño de la vara de<br />

fresno sobre la rodilla. Mi yelmo y espada. Toca ligeramente con dos dedos índices.<br />

El experimento de Aristóteles. ¿Uno o dos? Necesidad es aquello en virtud de lo

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